En medio de un alarmante aumento en la producción de cocaína, Colombia se encuentra en una situación crítica, según un reportaje reciente del periódico The New York Times. La nación sudamericana ha alcanzado niveles récord en el cultivo de hoja de coca y la fabricación de droga, superando las cifras de años anteriores de manera significativa.
Funcionarios estadounidenses que han estado involucrados en operativos antidrogas en Colombia comparan los vastos campos de coca con los extensos cultivos de maíz en Iowa, enfatizando la magnitud del problema. Según datos de las Naciones Unidas, la producción anual de hoja de coca y cocaína ha experimentado un aumento del 24% respecto al año anterior, alcanzando niveles que evocan la era de Pablo Escobar.
Este incremento ha impulsado un auge en las exportaciones de cocaína, generando ingresos que se proyecta superen incluso los del petróleo, el principal producto de exportación de Colombia. Bloomberg Economics estima que los ingresos por exportación de cocaína ascendieron a 18.200 millones de dólares en 2022, frente a los 12.400 millones de dólares en 2021.
El gobierno colombiano ha defendido su estrategia centrada en la interdicción y las incautaciones, aunque ha sido criticado por abandonar programas de erradicación de cultivos de coca, lo que según algunos expertos, ha contribuido al incremento descontrolado de la producción de droga.
Ante esta escalada preocupante, las autoridades enfrentan un desafío monumental para contener el problema y evitar que Colombia se vea sumergida aún más en las redes del narcotráfico internacional. La comunidad internacional observa con atención los pasos que el país sudamericano tomará para abordar esta crisis que amenaza con desestabilizar aún más la región.