Aunque el papa ya salió del estado crítico, la posibilidad de continuar con sus tareas sigue siendo una incógnita.
Jorge Mario Bergoglio cumplió el pasado jueves 12 años de su pontificado como el papa Francisco, en el hospital Gemelli de Roma, donde se encuentra internado desde hace un mes por una bronquitis asmática crónica que degeneró en una neumonía bilateral. Aunque actualmente se encuentra estable y fuera de peligro, su precario estado de salud plantea dudas sobre su futuro y, por ende, el de la Iglesia.
¿Cuándo saldrá del hospital? ¿En qué estado lo hará? ¿Podrá continuar su liderazgo en el Vaticano? ¿Dará un paso al costado como lo hizo Benedicto XVI? Cada vez se suman más y más preguntas a medida que se prolonga la estadía del sumo pontífice de 88 años en el Gemelli.
El pronóstico sobre su salud dejó de ser reservado el lunes, y una radiografía del tórax, realizada el martes, confirmó “las mejoras registradas en los días anteriores”, según el último parte médico, publicado el miércoles. “Las condiciones clínicas del santo padre, en la complejidad del cuadro general, permanecen estacionarias. Continúa realizando oxigenoterapia de alto flujo durante el día (cánulas nasales) y ventilación mecánica no invasiva durante el descanso nocturno (máscara de asistencia)”, explicaron sus médicos.
Justo el jueves, cuando cumplió su aniversario como papa, el Vaticano indicó que el Bergoglio pasó “una noche tranquila”. Según los médicos, necesitará de al menos dos semanas más para terminar de recuperarse. Sin embargo, por su cuadro médico podría requerir más tiempo, ya que al jesuita argentino le extirparon parte de un pulmón a sus 21 años y ha arrastrado otros problemas de salud.
Esta hospitalización es la cuarta y más larga desde su elección el 13 de marzo de 2013, y representa un serio parón al frenético ritmo que se había marcado hasta ahora en su pontificado.
Para otros, el diagnóstico del papa y cómo lo ha encarado se convierte en una oportunidad de enseñanza para sus fieles. “La misma enfermedad de estos días es parte de cómo Francisco, en esa identificación con Jesús, no teme mostrar sus debilidades: el Santo Padre a través de sus propias fragilidades nos muestra la debilidad y simultáneamente la fuerza extraordinaria del amor de Jesús”, dijo el cardenal peruano, Carlos Castillo Mattasoglio, arzobispo de Lima, en entrevista con La Nación de Argentina.
«La misma enfermedad de estos días es parte de cómo Francisco, en esa identificación con Jesús, no teme mostrar sus debilidades»
Carlos Castillo Mattasoglio
Cardenal peruano
Dudas por lo que sigue
“El futuro del pontificado sigue siendo una incógnita por el momento, incluso para el propio Francisco”, comentó a la AFP el padre Michel Kubler, exredactor jefe del diario católico francés La Croix. Según Kubler, el primer papa latinoamericano “no sabe cómo va a ser su vida una vez que regrese al Vaticano y se reserva sin duda la posibilidad de renunciar si no puede más”.
Su reciente convocatoria de un consistorio de cardenales reavivó las especulaciones, máxime cuando este fue el formato escogido por su predecesor Benedicto XVI para anunciar su inesperada renuncia. Pero Francisco no fijó ninguna fecha y, en el pasado, ha rechazado la idea de dejar la cátedra de San Pedro, al considerar que esto no debe convertirse en una ‘moda’.
“Hay cosas que son íntimas, pero conociéndolo, me parece que el papa tiene una conciencia muy grande de que la responsabilidad que se le ha dado por obra del Espíritu Santo es para toda la vida”, anotó también en la entrevista con el medio argentino el cardenal Castillo.
Durante su ausencia, Francisco delegó las misas en altos responsables de la santa sede, aunque mantuvo algunas actividades profesionales, como firmar documentos o recibir a sus colaboradores más cercanos. Igualmente, en estos días de cuaresma es usual que el papa no trabaje debido al retiro espiritual que se realiza durante este tiempo en el Vaticano. Lo que sí es de anotar es que, desde su hospitalización, no ha aparecido en público ni se han publicado imágenes suyas.
Además de que el aniversario de su pontificado coincidió con su hospitalización, de prolongarse, como lo estiman los médicos, esta podría concordar también con la celebración de la Semana Santa y la Pascua, el período más importante para los católicos que este año comenzará el 13 de abril, con el domingo de ramos. Igualmente, sus quebrantos de salud se dan durante el Jubileo, un ‘año santo’ en el que se realizan diferentes actividades y cuando millones de fieles peregrinan hacia Roma a ver al sumo pontífice.
Ante la situación actual, es difícil imaginar que el papa vuelva al mismo ritmo que antes o, si es dado de alta, que participe de los eventos de las celebraciones mencionadas.
Para el sacerdote Michel Kubler, lo que vive ahora el Vaticano “es el fin del pontificado tal y como lo hemos conocido hasta ahora”. Es decir, el del ritmo frenético de audiencias, viajes al extranjero y múltiples compromisos.
Reformas inacabadas
La principal cuestión que se plantea ante la situación médica de Francisco es si el Vaticano continuará con las reformas emprendidas en los últimos doce años por él. Pues con su apuesta por la cercanía, el pontífice argentino no solo ha marcado un cambio de estilo en la Iglesia, sino que con sus medidas ha modificado profundamente la vida dentro de la santa sede.
Entre sus tareas transformadoras se cuentan poner en orden las finanzas, dar un lugar a los laicos y a las mujeres, descentralizar la Iglesia, abrir las posibilidades para que los divorciados y los fieles LGBT se puedan casar, luchar contra las agresiones sexuales a menores de edad y más.
Por ejemplo, en 2019, Francisco expulsó al cardenal estadounidense Theodore McCarrick, declarado culpable por abuso sexual a menores. Un gesto notable con el que aplicó la línea de tolerancia cero que se convirtió en una política desde entonces. El papa ordenó también la eliminación del secreto pontificio sobre esos delitos e incitó a religiosos y laicos a denunciar, sin distinción de la jerarquía del indiciado. No obstante, el secreto de confesión sigue siendo protegido.
Estos cambios no han estado libres de resistencias. Sus decisiones políticas le han valido una feroz oposición interna, que se ha acentuado en los últimos años. Su visto bueno a las bendiciones de parejas del mismo sexo a finales de 2023 provocó, por ejemplo, una fuerte protesta en África.
También Francisco ha sido un abanderado de los migrantes y no ha dudado en señalar medidas que dejan en desprotección a esta población. Por ejemplo, antes de su hospitalización, Bergoglio apuntó que las deportaciones a migrantes irregulares en Estados Unidos, ordenadas por el presidente Donald Trump, “lastiman la dignidad de las personas”. En reiteradas ocasiones ha pedido que sean acogidos sin distinción.
Otro aspecto que se le destaca es su posición frente al cuidado de la Tierra. En su encíclica Laudato Si de 2015 reclamó por una revolución verde y criticó el “uso irresponsable de los bienes que Dios ha puesto a disposición”. Y, en 2020, escribió una exhortación en defensa de la Amazonía tras consultar a líderes religiosos e indígenas de la región, e introdujo lo que llamó ‘el pecado ecológico’.
“Nos guste o no, Francisco cambió las cosas, pero muchas otras quedan todavía pendientes”, recuerda una fuente vaticana, que pide el anonimato.
«Nos guste o no, Francisco cambió las cosas, pero muchas otras quedan todavía pendientes»
Su último proyecto, el sínodo sobre el futuro de la Iglesia, cambió las reglas del juego. Por primera vez, el papa invitó a esta gran reunión mundial de obispos a laicos y mujeres, que pudieron votar al igual que cardenales y obispos. Allí se habló sobre la pederastia, la ordenación de hombres casados y el ecumenismo.
Sin embargo, en ese sínodo la cuestión de la ordenación de las mujeres como diaconisas y la bendición a las parejas homosexuales quedaron en suspenso y los temas más sensibles se confiaron a 10 grupos de trabajo, que deberán entregar sus conclusiones en junio.
