El Panel de Opinión, que supuestamente refleja la de los líderes del país, es un ejercicio de mercadeo y de relaciones públicas de Cifras & Conceptos que deja muchas dudas sobre su metodología y conclusiones. La opinión pública, que “no les copia” (para bolas, presta atención) a esos presuntos líderes, está siendo modelada más por los medios líderes en audiencia. Análisis de Guillermo Franco.
Hace algunos días, se presentaron los resultados del llamado Panel de Opinión, que, supuestamente, revela lo que piensan los líderes de opinión del país y en el que, según su promotor, César Caballero, se resume en que “al presidente Gustavo Petro le va bastante bien”. A pesar de que el estudio cubría muchos temas, la gestión del presidente era el más grueso.
“Los líderes, en esencia, le reconocen que lo está haciendo bien en economía, en medioambiente, pero muy mal en tema de orden público y seguridad”, dijo Caballero al resumir los hallazgos en el pódcast A fondo, de María Jimena Duzán. Obviamente, el presidente hizo eco de él, como también lo hicieron muchos medios que también resultaron favorecidos.
Cuando se hacen búsquedas sobre el Panel en Google, como ocurre con la última edición de 2023, lo primero que se hace evidente es que el primer lugar en volumen de historias sobre lo que piensan los “presuntos líderes de opinión” es disputado por aquellas de medios que sacan kilometraje del pedazote, el pedacito o las migajas que los favorecen en la medición: “El Tiempo es el medio más leído por los líderes de opinión”, “El Espectador está entre los medios más leídos por los líderes de opinión”; “Cambio, el líder digital más leído entre los líderes de opinión, después de El Tiempo y El Espectador”; “La Silla Vacía entre los medios más leídos por los líderes de opinión”; “Valora Analitik está en el top 25 de los medios preferidos por líderes en Colombia”.
Con una dinámica de esa naturaleza, cada quien capitalizándola a su favor, difícilmente se escucharán en los medios voces críticas a la medición, y la marca Cifras & Conceptos se posiciona… ¡todo un cabezazo!: a Dios lo que es de Dios, y al César (Caballero) lo que es del César.
A riesgo de dañar la fiesta y de que aquellos favorecidos saquen el argumento de que “todo lo del pobre es robado”, hay que decir que ese Panel de Opinión es, esencialmente, un ejercicio de mercadeo, de promoción, de relaciones públicas de Cifras & Conceptos, de Caballero, en beneficio propio.
Un ejercicio que deja muchos interrogantes y dudas sobre su metodología, conclusiones, validez y utilidad. Independientemente de cómo le hubiera ido al presidente y a otros mencionados, como ministros, alcaldes, gobernadores, personajes públicos, funcionarios e instituciones, y medios, habría que decir lo mismo.
A lo largo de los años (ya va en la edición 15), la medición también ha servido para limpiar desaciertos, cambiando el foco de atención. Así ocurrió en el año 2018, cuando Caballero se ideó algo que llamaba “modelo de pronóstico” para las elecciones presidenciales de ese año y que daba como ganador a Germán Vargas Lleras, quien a la postre quedó en cuarto lugar con 1.412.392 votos.
Y ni qué decir del plebiscito del 2016 sobre los acuerdos de paz firmados con las Farc, donde pronosticó que el SÍ ganaría con el 62 por ciento contra el 38 por ciento del NO. El resultado fue la victoria del NO con 50,21 por ciento vs. el SÍ con 49,78 por ciento. De cualquier manera, hay que decir que en este último caso no fue el único descachado. El resultado sorprendió incluso a los promotores del NO.
En octubre de 2015, pronosticó que Juan Carlos Vélez (el mismo polémico gerente de campaña del NO en el plebiscito) sería alcalde de Medellín, con un 53 por ciento de la intención de voto, incluso sobre Federico Gutiérrez, al que le dio el cuarto lugar con un 11 por ciento y que a la postre resultó el ganador, con el 35,81 por ciento. Y que conste que este no es inventario exhaustivo.

Tómese, por ejemplo, el caso de los parlamentarios a los que Caballero les adjudica el liderazgo de opinión, “nos guste o no”.Una investigación de académicos (Juan David Ruiz, Sergio Roncallo-Dow y María Catalina Cruz González) de la Universidad de la Sabana en el año 2020 sobre la presencia de los líderes sociales (de hecho, su asesinato) en la agenda de los parlamentarios encontró que “de un total de 279 congresistas, solo 100 tenían cuentas oficiales activas” en Twitter (ahora X). ¿Cuál sería esta proporción hoy?
La investigación incluso fue más lejos: determinó “la capacidad o no de sostener opiniones propias o reproducir otras voces” (en este caso respecto al tema de los líderes sociales) y encontró que dominaban los RT (retweets) con un 55 por ciento, seguido de 42 por ciento de trinos originales. Esa relación habla de quién es líder y quién es seguidor, una diferenciación importante a la hora de dar el estatus de líder de opinión. ¿Cuál es esa proporción hoy, en general?
Si alguien quisiera ir más lejos, incluso podría agregar un elemento de temporalidad; es decir, la actividad de opinión a lo largo del tiempo. Muchos integrantes del segmento político del universo de Caballero, que también incluye a los diputados y concejales, son muy activos en época electoral, luego se desconectan casi por completo, no solo de sus bases sino del público en general. Son ‘rateros’, es decir, líderes de opinión a ratos. En general, la condición de líder de opinión es dinámica: quien lo es hoy puede dejar de serlo mañana.
Ahora bien, ¿cómo pondera el liderazgo de este segmento político en el Panel de Opinión, cuando el Congreso tiene una imagen desfavorable (según la medición de agosto de Invamer Poll) del 69 por ciento y los partidos políticos del 82 por ciento? Son casi la antítesis del líder de opinión.
Un ejercicio de esta naturaleza no fue hecho por Cifras & Conceptos para depurar su base de datos de “presuntos líderes de opinión”. ¿La solución fácil? Darles a todos ese estatus, así no lo sean. Lo mismo ocurre con su segmento de directivos empresariales, académicos, sindicatos y ONG.
Solo con ese reparo se puede dudar de todas las conclusiones a las que llega Cifras & Conceptos sobre lo que piensan los “presuntos líderes de opinión” y también sus preferencias en fuentes de información. No es confiable. Sin embargo, no es el único reparo que se puede hacer.
