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Los medios, los enemigos

No hay medios deliberadamente antipetristas, las verdaderamente petristas son las redes sociales.

Desde el día uno Petro se ha dedicado a graduar a los medios de comunicación de enemigos y se la pasa amenazándolos con demandarlos.

Hasta el punto de que en varios comunicados, la Flip (Fundación para la Libertad de Prensa) ha instado al Presidente de Colombia a respetar la libertad de prensa. Le ha exigido incluso que rechace las “estrategias coordinadas” de desprestigio montadas en las redes sociales que matonean a medios y periodistas. ¿Quién coordina estas bodegas y quién las financia? Es un misterio. Pero es de suponer que la estrategia está vinculada al círculo presidencial.

El caso más reciente fue el de #CaracolMiente, por haberse atrevido a informar, respaldado por imágenes y grabaciones telefónicas, que el narco alias el Sobrino y su esposa habían participado activamente en la campaña presidencial que eligió a Petro presidente. “No pensé que llegaran a tanta bajeza”, dijo. Y como prueba de la calumnia, afirmó que nunca había hecho campaña en Yopal, lo cual nunca dijo el noticiero. Pero este detalle sí produce sospechas sobre la extraña capacidad de Petro de levantar votos, apoyos y dineros en sitios en los que no hizo campaña, explicación que puede provenir del famoso ‘Pacto de la Picota’, investigación que le mereció el linchamiento petrista al periodista que la adelantó.

Otros ejemplos recientes son haber llamado canalla a ‘La Silla Vacía’ porque publicó una foto de su hija, a quien él y su esposa habían exhibido ya públicamente desde una ventana de Palacio, en un discurso. De ‘Semana’ ha dicho que la revista ordena y el CTI de la Fiscalía obedece. También le recordó a la familia Gilisnki que nunca se ha atravesado en sus negocios, un “recorderis” que tenía todo el aspecto de amenaza. Como hace con frecuencia contra la familia Sarmiento, para afectar la credibilidad de EL TIEMPO. En otra salida petrista, aseguró que la presión mediática era la culpable del suicidio del coronel Dávila, cuando lo probable es que esas presiones, si las hubo, provinieran del círculo de sus asesores jurídicos, los mismos del régimen, los menos interesados en que abriera la boca. Y sucedió esta semana que el director de la FM, Luis Carlos Vélez, se vio obligado a cerrarle el micrófono a la ministra de Agricultura, Jhenifer Mojica, quien insistía en poner en boca del periodista la afirmación de que los campesinos son violentos y hasta terroristas.

La verdad es que no hay medios de comunicación deliberadamente antipetristas, que amanezcan todos los días buscando noticias para desacreditar al Presidente. (De eso se encarga su propia familia…) Hay columnistas antipetristas, sí, pero de ninguna manera se puede confundir una inquina de tipo personal con una enorme distancia ideológica que en varios casos, y me incluyo, separan de este gobierno al columnista que opina. Y otra verdad de a puño: no hay columnistas objetivos. La que debe ser objetiva es la información. Y si aparece una noticia sobre Petro, el deber del medio es publicarla de la manera más fidedigna posible. Otro mito es que los dueños de los medios instrumentalizan a sus columnistas, a los que desde luego no contratan para que acaben con Petro.

Por lo demás, es una realidad que los medios de comunicación tradicionales han perdido inmediatez frente a las redes sociales. Y así como no hay medios deliberadamente antipetristas, las verdaderamente petristas son las redes sociales, que el Presidente alimenta con sus mensajes de odio y de amenazas… ¿Y con bodegas?

Por todo lo anterior, me sorprendió el comunicado de la Facultad de Derecho de una universidad tan seria como los Andes, a la que aprecio y agradezco por la educación de mis dos hijos. Bajo el auspicio de un programa llamado de Igualdad e Inclusión, se culpa a los medios de estar amplificando supuestas condiciones de salud mental o cognitiva del Presidente, con lo cual lo están estigmatizando. Qué buen ejemplo de la forma errónea como se percibe la función de los medios. Falta de ética hubiera sido echarles tierra a las declaraciones que el propio hermano de Petro dio a Caracol, en las que no solo plantea que el Presidente fue diagnosticado de pequeño con el síndrome de Asperger, sino también que las cárceles le pusieron a Petro un millón de votos. Atenta contra la libertad de prensa pretender que los medios no divulguen informaciones como esas, de una fuente como esta, y que se sugiera más bien tapárselas a la opinión, que cuenta con el derecho colectivo, como sociedad, de conocer las condiciones de salud de quien está al timón del Gobierno.

De resto, ni los medios ni su público podemos fungir de médicos diagnosticadores. Eso sí sería imperdonable y una falta de respeto absoluta contra el primer mandatario. Y de ninguna manera eso fue lo que se hizo.

MARÍA ISABEL RUEDA

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