Ecopetrol, la principal empresa petrolera de Colombia, enfrenta un momento crítico tras perder más de la mitad de su valor en bolsa en los últimos dos años. Las recientes decisiones de su alta dirección han llevado a las agencias calificadoras a emitir severas advertencias sobre el futuro de la compañía.
JP Morgan, en un giro inesperado, rebajó la calificación de las acciones de Ecopetrol de “neutral” a “infraponderación”, estableciendo un precio objetivo de 8,5 dólares para sus American Depositary Receipts (ADR) en 2025, una significativa reducción desde los 12 dólares anteriores. BTG Pactual también ha manifestado preocupación, destacando el deterioro en la eficiencia y rentabilidad de la empresa, lo que podría dificultar su capacidad para enfrentar un posible descenso en los precios del petróleo.
El contexto de esta crisis se agrava por la disminución en la producción de petróleo en Colombia y la falta de nuevos contratos de exploración, decisiones alineadas con la actual política gubernamental. Según JP Morgan, este “conflicto de agencias” se traduce en un manejo de la compañía que no responde a los intereses de sus accionistas, de los cuales un 90% pertenece al Estado, mientras que más de 250.000 son accionistas minoritarios que ven cómo sus inversiones se devaluan.
El expresidente de Ecopetrol, Felipe Bayón, enfatiza que la pérdida de confianza en la empresa es alarmante. “Una vez se pierde la confianza, su recuperación es un proceso prolongado”, afirma Bayón, quien también destaca que el deterioro en las eficiencias de Ecopetrol no se atribuye únicamente a factores externos.
Por su parte, José Manuel Restrepo, exministro y actual rector de la Universidad EIA, critica las decisiones estratégicas de la compañía, indicando que la caída del 60% en el valor de sus acciones en Estados Unidos, y más de la mitad en el mercado local, refleja la “materialización de malas decisiones”. Restrepo advierte que la falta de nuevos contratos de exploración y la restricción a proyectos no convencionales han generado un estancamiento en los ingresos, poniendo a Ecopetrol en una situación financiera precaria.
“¿Quién responde por los accionistas?”, se pregunta Restrepo, subrayando la incertidumbre sobre el futuro de una empresa que enfrenta retos operativos y financieros sin un claro camino a seguir. La situación actual de Ecopetrol no solo resalta la fragilidad de su modelo de negocio, sino que también plantea interrogantes sobre su capacidad para recuperar la confianza de los inversionistas en un entorno cada vez más adverso.
