La tranquilidad de Monterrey, Casanare, se vio alterada en la madrugada del 7 de agosto cuando, aprovechando un apagón eléctrico que afectó a la región entre las 3 y las 5 de la mañana, aparecieron carteles alusivos a las FARC en diferentes puntos de acceso al municipio. Este hecho generó inquietud entre los habitantes, quienes vieron en la oscuridad un posible escenario para la actividad de grupos armados ilegales.
Estos carteles fueron encontrados en sitios clave como Puente Tabla, la vereda La Tigrana, El Porvenir y El Barbasco, así como en los accesos a diversas fincas y terrenos rurales en la vía a Guadualito, y en las veredas Bellavista y Brisas del Llano. La distribución estratégica de estos mensajes ha despertado preocupación entre los vecinos, que temen una escalada de violencia en la zona.
También ha circulado en la región un panfleto, atribuido al frente 38 de las disidencias de las FARC, que lanza amenazas de «limpieza social» y menciona la intención de citar a comerciantes locales para futuras reuniones. Este documento ha contribuido a aumentar la tensión entre la población.
Ante esta situación, las autoridades locales han comenzado a investigar la autenticidad de los carteles y panfletos, cruzando información con diferentes organismos de inteligencia. Sin embargo, la falta de operativos visibles ha generado críticas por parte de la comunidad, que demanda acciones más concretas para garantizar su seguridad.
El ambiente de preocupación no se limita a Monterrey; otros municipios del sur de Casanare y zonas aledañas a Boyacá también temen un incremento en las actividades delictivas de grupos armados. La comunidad aguarda con incertidumbre la respuesta de las fuerzas de seguridad, esperando que se tomen medidas efectivas para evitar que la situación se deteriore aún más.
