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“En agosto nos vemos” la ta esperada novela póstuma de Gabo

No es nada menos que histórico. Más allá de los reparos de algunos puristas, que consideran que si el más grande autor en la historia de este país no la publicó “fue por algo”, la expectativa le gana la partida al escepticismo en estos días previos a que su novela inédita llegue a los lectores del país y del mundo. Porque se trata de Gabo, y eso significa que es un evento global. Y, como no podía ser de otra manera, sucederá en una fecha que carga alta simbología. En agosto nos vemos aterriza en librerías este miércoles 6 de marzo, el día que hubiera marcado su cumpleaños 97, a pocas semanas de que se cumplan los diez años de su partida terrenal, que sucedió el 17 de abril de 2014. Para cuando llegue ese aniversario, el mundo ya se habrá formado una opinión de este escrito y de su lugar en el canon literario de Gabo.

La bola de nieve empezará a rodar desde el 5 de marzo, con una rueda de prensa desde España. En ella participarán Pilar Reyes, directora editorial de la División Literaria de Penguin Random House Grupo Editorial, junto a Gonzalo y Rodrigo García, los hijos del escritor, quienes presentarán la novela a nivel mundial. Y resulta más que consecuente que este sea el primer paso, considerando que sin el beneplácito que ellos le dieron al proyecto, el manuscrito jamás hubiera visto la luz. A esto se suma un detalle de color no menor. Esa misma fecha, a las seis de la tarde, las 40.000 luces led de la emblemática torre Colpatria, en la ciudad de Bogotá, se encenderán para celebrar la nueva obra, en un homenaje de altura acorde al evento y al personaje.

Entrando en materia, sobre las letras y la trama, como lo anota Antonio Lozano en su artículo ‘La magia de Gabo sigue viva’, publicado en la revista Lengua, de la Editorial Random House, la novela “es un compendio de lo más sobresaliente de su obra, en la que trabajó profusamente y que solo un nivel de autoexigencia superlativo le impidió decidirse finalmente a publicarla. Exploración de un tema tan caro al nobel colombiano como la sexualidad y el deseo, e impregnada de los ambientes y el carácter caribeños que con tanto cariño retrató, la novela la protagoniza una mujer, Ana Magdalena Bach, que cada agosto toma el transbordador hasta la isla en la que yace enterrada su madre, ritual que la provee de un surtido de encuentros inesperados que le permite jugar a ser otra persona”.

Parte de lo que pone a varios a dudar de la validez del manuscrito es si obedeció al rigor en la reescritura, tan típico y característico de García Márquez. No es secreto que Gabo solía pasar por numerosos borradores antes de considerar su obra concluida, y, aun así, como anota Lozano, “sus editores sabían bien que no debían confiarse, ya que lo más probable es que llegaran nuevas revisiones –a veces detalles ínfimos, pongamos un adjetivo sacrificado por una alternativa que podía aportar un matiz microscópico, pero relevante a ojos del autor–, al límite de enviar el manuscrito a imprenta”.

Parte de lo que pone a varios a dudar de la validez del manuscrito es si obedeció al rigor en la reescritura, tan típico y característico de García Márquez. No es secreto que Gabo solía pasar por numerosos borradores antes de considerar su obra concluida, y, aun así, como anota Lozano, “sus editores sabían bien que no debían confiarse, ya que lo más probable es que llegaran nuevas revisiones –a veces detalles ínfimos, pongamos un adjetivo sacrificado por una alternativa que podía aportar un matiz microscópico, pero relevante a ojos del autor–, al límite de enviar el manuscrito a imprenta”.

El nobel colombiano, Gabriel García Márquez (1927-2014). | Foto: The Douglas Brothers / Cortesía PRH

Para el alivio de sus más exigentes seguidores, sus editores aseguran que En agosto nos vemos no fue una excepción a esta mirada rigurosa y atenta al detalle. Gabo trabajó para mejorar el manuscrito hasta que sus fuerzas y su salud se lo permitieron. ¿Como probarlo? “La reproducción de algunas páginas facsímiles de las distintas versiones del manuscrito en la edición de Random House permitirá al lector constatar semejante grado de entrega y meticulosidad”, explica Lozano.

Sobre esas suspicacias, que seguramente disiparán las letras, Pilar Reyes ha subrayado: “Tenemos esta novela entre las manos gracias a la decisión de los herederos del autor de publicarla para nosotros, es una decisión feliz en el sentido de que completa una obra, pues vemos en ella no solo un texto absolutamente consistente con el mundo narrativo que García Márquez fue construyendo a través de sus libros, sino el intento de un escritor de escribir contra viento y marea, incluso en las condiciones más adversas, contra sus propias limitaciones”.

A este envión se suma Miguel Aguilar, director literario de Debate, Taurus y Random House, quien reconoce en esta novela una que encaja naturalmente en la bibliografía del escritor. Aguilar sostiene que En agosto nos vemos conecta con el corpus del autor, “ya que nos sitúa en un entorno caribeño, habla del amor y de la vida y de las relaciones humanas y los equívocos que las rodean. Creo que es una novela muy disfrutable y muy reconocible, pero, al tiempo, con una protagonista mujer y una mirada al universo femenino poco habitual en García Márquez”.

Reyes no solo le da su visto bueno, considera que la novela representa un broche de oro a la trayectoria de García Márquez. Además, la piensa como una ofrenda a los lectores y un recordatorio de la entrega del nobel a la literatura. “Pienso que es un maravilloso cierre, por varios motivos: el amor, transmutado aquí en deseo, es el tema central de la novela, como lo es de la obra entera de su autor. La protagonista y su búsqueda de libertad a través de esa noche que se regala a sí misma una vez al año, me parece una hermosa puerta de entrada a la percepción del universo femenino que ocupaba el interés creativo de García Márquez en sus últimos años. La novela está completa, aunque para su autor no fuera definitiva. Este libro es, además, la prueba de que un escritor no puede dejar de escribir. O, por decirlo de otro modo, que no puede vivir sin escribir. Como si nos dijera que hay que contar para vivirla. Esa es una lección clara y conmovedora ante la que sus lectores solo podemos, con el corazón abierto, darle las gracias”.

Redacción R.S.

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