Los servicios especiales de Ucrania (SBU) han confirmado este martes su autoría en el atentado con bomba que tuvo lugar en Moscú y que provocó la muerte del teniente general Igor Kirillov, jefe de las Tropas de Defensa Radiológica, Química y Biológica de las Fuerzas Armadas rusas, junto con uno de sus asistentes.
El ataque, considerado por Ucrania como parte de una «operación especial», ha sido reivindicado a través de las agencias ucranianas Ukrinform y UNIAN. Fuentes del SBU señalaron que Kirillov era “un criminal de guerra y un objetivo totalmente legítimo” debido a su supuesta implicación en el uso de armas químicas prohibidas contra las fuerzas ucranianas. “Un final así de ignominioso es lo que les espera a todos los que matan ucranianos. El castigo por los crímenes de guerra es inevitable”, afirmaron.
La muerte de Kirillov se produjo por la detonación de una bomba colocada en una patineta eléctrica estacionada frente a la entrada de un edificio residencial en el este de Moscú. El Comité de Investigación de Rusia ha iniciado pesquisas bajo los artículos del Código Penal que abordan el asesinato, terrorismo y tráfico ilegal de armas y municiones.
Kirillov, nacido en 1970, había ascendido a jefe de las Tropas de Defensa Radiológica, Química y Biológica en abril de 2017. Estas unidades son responsables de la defensa y mitigación ante amenazas nucleares, químicas, biológicas y radiológicas, además de actuar en situaciones de desastres medioambientales o accidentes industriales.
La portavoz del Comité de Investigación ruso, Svetlana Petrenko, confirmó también la muerte del asistente de Kirillov, al tiempo que aseguró que un equipo de investigadores y fuerzas de seguridad se encuentra trabajando en el lugar de los hechos para esclarecer las circunstancias del atentado.
Por su parte, la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, Maria Zajárova, condenó el ataque y defendió el legado de Kirillov, a quien describió como un hombre que “expuso durante años los crímenes de los anglosajones con hechos en la mano”. Zajárova acusó a Occidente de orquestar “provocaciones de la OTAN con armas químicas en Siria, las manipulaciones del Reino Unido con sustancias prohibidas en Salisbury y Amesbury, y las actividades letales de laboratorios biológicos estadounidenses en Ucrania”.
Zajárova elogió la figura de Kirillov, destacando que “trabajó sin miedo y caminó con la vista alta, por la patria y por la verdad”. Según la agencia rusa TASS, fuentes de seguridad señalaron que el artefacto explosivo utilizado contenía aproximadamente 300 gramos de “un equivalente al TNT”.
El atentado en Moscú supone un golpe significativo para las fuerzas rusas en plena guerra con Ucrania, y marca un nuevo episodio en la creciente tensión entre ambos países, con ataques que ahora se extienden más allá del frente de batalla.