La censura del Gobierno en Francia no supone automáticamente la salida del presidente Emmanuel Macron, cuyo mandato culmina en 2027. Sin embargo, el líder centroderechista enfrenta el complejo desafío de nombrar un nuevo primer ministro, sin la posibilidad de convocar elecciones legislativas anticipadas hasta julio. La crisis deja a Francia con una Asamblea Nacional profundamente fragmentada entre izquierda, centroderecha y extrema derecha.
Michel Barnier: ¿una opción descartada?
En septiembre, Macron apostó por el conservador Michel Barnier como primer ministro, buscando estabilidad tras la inesperada victoria de la ultraderecha en las elecciones al Parlamento Europeo. No obstante, el martes, Barnier, de 73 años, rechazó volver al cargo. “Es un gran honor, pero ¿qué sentido tendría?”, afirmó en declaraciones a TF1 y France 2.
Entre los nombres que suenan para sucederlo están Sébastien Lecornu, actual ministro de Defensa, y François Bayrou, aliado centrista de Macron y exministro.
¿Una nueva alianza con la derecha?
La designación de Barnier fue posible gracias al apoyo de Los Republicanos (LR), que decidieron gobernar junto a la coalición centrista. Sin embargo, el líder de LR, Laurent Wauquiez, señaló que este acuerdo estaba condicionado exclusivamente a Barnier, lo que anticipa negociaciones complejas si Macron intenta un nuevo acercamiento con la derecha.
A menos de tres años de las próximas elecciones presidenciales, los partidos buscan distanciarse de un presidente cada vez más impopular, sin ser vistos como responsables de la actual crisis.
¿Ampliar apoyos o virar a la izquierda?
Otra opción sería un pacto más amplio. El ex primer ministro Gabriel Attal sugirió un “acuerdo de no censura” con LR y el Partido Socialista (PS), permitiendo un gobierno con ministros de la coalición centrista de Macron. Este enfoque podría evitar que el Ejecutivo dependa del grupo ultraderechista de Marine Le Pen.
Sin embargo, la izquierda no está unificada. Aunque los socialistas y ecologistas podrían apoyar acuerdos puntuales, el ala radical liderada por La Francia Insumisa (LFI) insiste en aplicar estrictamente su programa. La economista Lucie Castets, candidata del Nuevo Frente Popular (NFP) y rechazada por Macron como primera ministra, aseguró estar “lista para gobernar”, pero enfrenta resistencia incluso dentro de su coalición.
Una crisis que redefine el legado de Macron
Con un margen de maniobra limitado y alianzas frágiles, Macron debe encontrar una solución que estabilice al Gobierno sin comprometer más su ya desgastada imagen. La situación plantea interrogantes sobre su capacidad para mantener el control político en un escenario tan polarizado, mientras Francia se enfrenta a una crisis sin precedentes en su historia reciente.
