Ser el hijo mayor implica asumir un rol que, aunque muchas veces pasa desapercibido, está cargado de expectativas y responsabilidades. Desde ser un ejemplo a seguir para los hermanos menores hasta enfrentarse a mayores demandas por parte de los padres, este puesto en la familia puede ser tanto un honor como un desafío.
Aunque cada familia es diferente, muchos primogénitos comparten experiencias similares: la presión por destacar, la carga de romper barreras familiares y la responsabilidad de cuidar o guiar a los más pequeños. Sin embargo, también tienen la oportunidad de forjar un carácter resiliente y convertirse en líderes naturales.
El papel del hijo mayor no siempre es sencillo, pero sin duda deja una huella significativa tanto en la dinámica familiar como en su propio desarrollo personal.