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Regalías: la venganza de Petro en Casanare

Por: Oscar Medina Gomez

En un giro que podría ser sacado de una novela de intrigas políticas, el presidente Gustavo Petro parece haber decidido saldar cuentas y jugar sucio con Casanare. Un departamento que le dio la espalda en las urnas que lo llevaron a la presidencia.

Los números son alarmantes: mientras en 2023 y 2024 se proyectaron regalías petroleras por 1.4 billones de pesos, para 2025 y 2026 la propuesta de Petro es recortar a 1 billón esas transferencias. Una reducción de 400 mil millones de pesos que, en una región donde las regalías son el oxígeno para el desarrollo, se siente como una filosa motosierra talando árboles. Es decir, proyectos en educación, ciencia, tecnología, seguridad alimentaria, agua potable, vivienda social, inversión agropecuaria, inclusión ciudadana, paz y demás proyectos vitales que impactan directamente a cientos de miles de personas. Casanare, conocido mundialmente hace décadas por su riqueza petrolera, ha dependido históricamente de esas regalías para crecer y avanzar.

Pero el hecho de que en los resultados electorales de las presidenciales de 2022 Petro fuera masacrado electoralmente en primera y segunda vuelta por Rodolfo Hernández y de que en las congresionales del mismo año ningún candidato de su Colombia Humana lograra una curul, fue un mazazo en la autoestima del transformador galáctico.

Por eso ahora Petro está pasándole factura a los casanareños. Con odio se está vengando y cobrándoles el castigo que le dieron en las urnas. Es curioso cómo, en el tablero del poder, las decisiones que deberían ser puramente administrativas se convierten en castigos políticos disfrazados de “ajustes” económicos.

No se puede negar que desde hace décadas la corrupción en la gobernación y las alcaldías ha sido un factor que ha afectado el manejo de los recursos públicos en Casanare. Y de la mano la puesta en marcha de muchos proyectos se ha trancado. Hay “elefantes blancos” y preocupantes hallazgos fiscales que no se pueden ignorar. Algunos: carretera Mani-Tauramena-Monterrey; Viviendas Torres del Silencio; Planta de Acueducto de Yopal; Megacolegio de Paz de Ariporo…

Sin embargo, el reconocimiento del Departamento Nacional de Planeación, DNP, a la eficiente gestión de regalías a nivel nacional en los últimos años, donde Casanare se posicionó en el tercer lugar, sugiere que las cosas se han hecho más bien que mal. Entonces, ¿por qué castigar a un departamento y sus habitantes que, a pesar de sus falencias, en las últimas décadas han estado haciendo esfuerzos visibles por mejorar?.

Hace apenas 30 años la infraestructura vial era pésima, las comunicaciones televisivas y radiales lamentables, las coberturas de saneamiento básico y agua potable criminales, la calidad y cobertura educativa muy deficiente, la atención publica en salud un horror, Yopal no tenia más del 20 por ciento de sus vías urbanas pavimentadas y menos había semáforos. Insisto: ¿entonces por qué Petro trata a los casanareños con odio y venganza politiquera?

El gobernador César Augusto Ortiz Zorro y el alcalde de Yopal Marco Tulio Ruiz Riaño, quienes ahora forman parte de la Comisión Rectora del Sistema Nacional de Regalías, se enfrentan a un reto monumental. No sólo debe defender los intereses económicos del departamento sino también tener tacto y saber equilibrar su amistad personal con el presidente Petro. Esa Comisión dispone de más de 30 billones de pesos de regalías para repartirlos en todo el territorio nacional.

El gobernador debe escindir su afinidad política con Petro y anteponer la defensa del departamento. Si algo nos ha enseñado la historia y que no admite discusión, es que las “amistades” en la política pueden ser tanto un salvavidas como un ancla que hunde y atasca muy hondo.

En política no hay amigos. Sólo conveniencias. Y usted, gobernador, ha demostrado siempre que es una persona inteligente, sagaz y victoriosa cuando se empeña en un objetivo. Su objetivo: impedir que se maltrate y empobrezca a Casanare.

Aunque hoy no es igual, desde comienzos de los noventas con Cusiana y Cupiagua Casanare ha aportado significativamente a la riqueza nacional y el desarrollo del país. Mucho del gas que se consume en Bogotá y el interior del país sale de la tierra casanareña. El que Petro haya dado la orden de recortar brutal y despiadadamente sus regalías es, realmente, delictivo. Lo mismo pasa con el Meta, actual primer productor nacional de hidrocarburos. De tener 2.6 billones para 2023-2024, pasará a 1.7 billones en 2025-2026. ¡900 mil millones de pesos menos!

La propuesta de Petro sedienta de venganza contra medio millón de casanareños está servida. Toca tumbarla. Es vital entonces que el gobernador y el alcalde se conviertan en defensores férreos de su pueblo. No se trata meramente de una cuestión de números y ajustes, como mentirosamente nos quieren embaucar los tecnócratas bogotanos del DNP que, sabedores que están actuando perversamente, acatan sin pestañear las ordenes de un presidente que ni siquiera, en más de 2 años de su gobierno, ha tenido el respeto, dignidad y cortesía de visitar Casanare. ¡Mucho le importamos!

Está en juego es el desarrollo, la capacidad competitiva ante el país, la fortaleza como región e incluso la vida de miles de personas. Sí, la vida. Porque en regiones donde no hay progreso, industria, oportunidades, educación, salud, trabajo, vivienda se abona la tierra para la violencia, el crimen, el narcotráfico, la delincuencia callejera, la prostitución y más demonios.

La responsabilidad de Cesar Augusto y Marco Tulio es titánica, monumental. Su papel en la Comisión de Regalías es crucial para evitar que las decisiones rabiosas que toma Petro desde la Casa de Nariño se traduzcan en un golpe devastador para la economía casanareña. Ellos tendrán que dejar la piel y el alma en esa pelea. Si es necesario, “hacerse matar” antes de que el narciso se salga con la suya.

Los casanareños merecemos respeto. Es que el petróleo se extrae es de nuestro suelo. No sale de la Sabana de Bogotá o de las tripas de las Plazas de Bolívar o de la Plaza de Armas a las que acude Petro cuando quiere vender humo y descrestar calentanos. No pedimos ¡exigimos! que no se nos trate como peones de ajedrez político. La sentencia es clara: si los líderes locales municipales y departamentales, con el gobernador de Casanare y el alcalde de Yopal a la cabeza, no se levantan en defensa de lo que nos pertenece por mandato natural, todos terminaremos arrodillados y convirtiéndonos en cómplices del despojo que abandera Gustavo Petro. La venganza y el odio política jamás serán una estrategia sabia. En el juego del poder y el dinero, el precio siempre lo paga el pueblo.

El destino lo tenemos todos en nuestras manos. Nos toca a los ciudadanos convertirnos en guardianas inamovibles, inquebrantables, incorruptibles de las regalías petroleras. Porque al final del día, en un territorio tan rico y bendecido como Casanare, la verdadera tragedia sería ver cómo sus riquezas se convierten en un eco de promesas incumplidas. En un “cambio” petrista que cantaba el oro y el moro para Colombia. La historia aún está por escribirse. Que no sea una historia de lamentaciones y crujir de dientes. Que sea una historia de sonrisas y aplausos al defender con éxito lo que no tenemos por qué mendigar. Digo yo.

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