La novela internacional de Gustavo Petro suma un nuevo capítulo. Esta vez no viene desde Washington ni desde Caracas, sino desde Roma. El exministro y precandidato presidencial Daniel Palacios le envió una carta a la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, solicitando “una revisión exhaustiva y, de ser necesario, la revocación de la ciudadanía italiana” al actual presidente colombiano.
¿El motivo? Los “comportamientos recientes” de Petro en Estados Unidos y su apoyo descarado a regímenes y causas polémicas, lo que para Palacios constituye un riesgo para la imagen de Italia y de sus connacionales.
En otras palabras: mientras Petro se pasea como “estadista internacional”, en realidad parece más un turista incómodo, acumulando enemigos diplomáticos y perdiendo amigos en occidente. Palacios, con un golpe de efecto político, le recuerda al mundo que Petro no solo carga con la responsabilidad de Colombia, sino también con un pasaporte europeo que podría terminar en cenizas si Italia lo decide.
¿Será que Meloni, la primera ministra más dura de Europa, se animará a darle donde más le duele al presidente: en su ciudadanía de lujo?
Lo cierto es que, en cuestión de semanas, Petro pasó de ser “líder progresista global” a convertirse en el inquilino más incómodo del barrio internacional.
