Como un gran alivio recibieron comunidades afectadas por la serie de incendios forestales, las lluvias caídas en las últimas horas en Casanare, que permitieron reducir la cantidad de incendios rurales y urbanos que los bomberos han tenido que atender en los últimos meses.
Las precipitaciones de agua que se sintieron en gran parte del piedemonte llanero no sólo apagaron llamas que permanecían en actividad, sino que humedecieron la capa vegetal impidiendo así la propagación del fuego.
También a los bomberos el agua los alivió. Fue un “alto al fuego” temporal. Un reposo en la agitada, extenuante y estresante labor que diariamente tienen que realizar en épocas de verano. Aun se esperan en el país varias semanas más de intenso verano.