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Petro y Trump, los Judas

MAURICIO VARGAS

Trump no es un hombre de ideas ni principios, sino de ocurrencias y obsesiones, al igual que Petro.

Estupefactos y desencantados, muchos derechistas colombianos (y de otros países) me dicen que no entienden lo que hace Donald Trump al entregársele al dictador ruso Vladimir Putin, mientras culpa al presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, de la guerra, como si el mandamás del Kremlin no hubiese ordenado a sus tropas invadir Ucrania hace tres años. Los derechistas colombianos se indignan porque Trump resolvió pactar con el sátrapa venezolano Nicolás Maduro, y dejarlo tranquilo si recibe de vuelta a miles que huyeron de la represión y la miseria chavistas, a Estados Unidos.

¿De qué se sorprenden? Trump no es un hombre de ideas ni principios, sino de ocurrencias y obsesiones, lleno de tácticas efectistas que no responden a estrategia alguna. Y en lo que tiene que ver con Putin, hay suficiente evidencia (como lo detallé en octubre, en uno de mis análisis internacionales de los miércoles en EL TIEMPO) de su vieja relación con el Kremlin tras una visita que hizo a Moscú en 1987, cuando empezó a hacer negocios con quienes, tras el fin de la era soviética, se convirtieron en la oligarquía rusa, la misma que hoy apoya a Putin.

Algunos derechistas ingenuos pensaban que Trump era el nuevo Ronald Reagan. Qué despiste. Reagan fue el gran promotor del libre comercio, mientras Trump lo está acabando a punta de aranceles. Reagan les dio un patadón en el trasero a los rusos que, a la larga, acabó con el régimen comunista de Moscú y de Europa del este, mientras –como decía un meme esta semana– lo que hace Trump con el trasero de Putin es pasarle la lengua.

Trump se convierte en el gran Judas de Occidente: al negociar con el Kremlin a espaldas de Europa, acaba con 100 años de alianza de las democracias occidentales contra los totalitarismos, desde 1918, cuando las tropas estadounidenses se unieron a sus aliados ingleses y franceses contra el ejército del káiser Guillermo II. Confirma así Trump su fascinación con lo que él llama los “gobernantes fuertes”, como él mismo describió una vez a Maduro y como considera a su amigo Putin.

Algunos derechistas ingenuos pensaban que Trump era el nuevo Ronald Reagan. Qué despiste. Reagan fue el gran promotor del libre comercio, mientras Trump lo está acabando a punta de aranceles

En Colombia, la cosa es igual pero en la otra orilla. Esta semana, el presidente Gustavo Petro confirmó que es el gran traidor de la izquierda. Quince días después del ‘show’ en el consejo de ministros televisado, en que prefirió respaldar al oscuro Armando Benedetti –exsamperista, exuribista y exsantista formado en el clientelismo más clásico– antes que a sus compañeros de la izquierda, como la vicepresidenta Francia Márquez o la saliente minambiente, Susana Muhamad, Petro consuma un nuevo golpe de Judas: nombrar a un general como ministro de Defensa.

Durante la segunda mitad del siglo XX, la izquierda marxista y el centro-izquierda liberal enarbolaron una misma bandera: que el Ministerio de Defensa dejara de estar en manos de un militar para ser asumido por un civil, de modo que quedara claro que, en nuestra democracia republicana, los uniformados son subalternos del poder civil elegido por las urnas. Finalmente, en agosto de 1991, el presidente César Gaviria designó a Rafael Pardo, primer mindefensa civil en casi cuatro décadas. Era algo que demandaba –y que entonces aplaudió– el M-19, que había dejado las armas un año y medio antes, y al que pertenecía Petro.

En vez de fortalecer a los Estados Unidos, Trump los va a debilitar, así como Petro, con sus desvaríos, está fragilizando a la izquierda. Ellos dos no solo se parecen en que escriben, de madrugada en la red X, sus ocurrencias –como bien las llama el profesor Moisés Wasserman en su columna de los viernes–, llenas de disparates que no consultan con asesor alguno. También en su capacidad de traicionar al ala política de la que proceden. Claro que lo de Trump es más complicado: no solo porque le quedan cuatro años y a Petro menos de año y medio, sino porque Petro le ha hecho mucho daño a Colombia, pero Trump se lo está haciendo al mundo.


MAURICIO VARGAS

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