En medio de una crisis política sin precedentes en Venezuela, el presidente colombiano Gustavo Petro rompió su silencio de 48 horas para finalmente referirse al “robo” electoral perpetrado por Nicolás Maduro. Sin embargo, su respuesta ha generado controversia y decepción en diversos sectores políticos tanto en Colombia como a nivel internacional.
A través de su cuenta personal en X, anteriormente conocida como Twitter, Petro evitó condenar el evidente fraude en las elecciones presidenciales venezolanas, donde el Consejo Nacional Electoral proclamó a Maduro como presidente. En lugar de criticar las irregularidades, Petro invocó a Hugo Chávez, el líder cuyo legado muchos venezolanos culpan por la pérdida de libertades y la instauración del régimen actual.
La declaración del presidente Petro también ignoró por completo los esfuerzos de la oposición venezolana, liderada por figuras como María Corina Machado y Edmundo González, quienes han luchado incansablemente por recuperar y presentar las actas de votación como pruebas irrefutables del fraude electoral. Este desdén por reconocer el trabajo de la oposición ha sido visto como una falta de solidaridad con los demócratas venezolanos.
“Las graves dudas que se establecen alrededor del proceso electoral venezolano pueden llevar a su pueblo a una profunda polarización violenta con graves consecuencias de división permanente de una nación que ha sabido unirse muchas veces en su historia”, escribió Petro. En su mensaje, hizo un llamado al gobierno venezolano para permitir un escrutinio transparente con la participación de todas las fuerzas políticas y observadores internacionales, pero sin condenar explícitamente las acciones de Maduro.
Petro también propuso un acuerdo entre el gobierno y la oposición venezolana que respete los resultados electorales y solicitó a los Estados Unidos levantar los bloqueos económicos, calificándolos de medidas antihumanas que solo incrementan el hambre y la violencia en Venezuela. Este enfoque ha sido criticado por ser demasiado indulgente con el régimen de Maduro y no abordar las verdaderas causas de la crisis venezolana.
En un intento por conectar la situación venezolana con la historia de violencia en Colombia, Petro expresó: “El pueblo colombiano sabe en su propia historia de la gravedad de la polarización violenta construida por el sectarismo político. Llevamos 75 años de violencia casi que permanente con más de 700.000 muertos desde entonces”. Sin embargo, muchos críticos consideran que esta comparación es inapropiada y minimiza la lucha de los venezolanos por la democracia.
Petro concluyó su mensaje con un llamado a la paz y la democracia en Venezuela, destacando la responsabilidad de Maduro de permitir un proceso electoral transparente y justo. Sin embargo, sus palabras han sido recibidas con escepticismo, ya que no abordan directamente las acusaciones de fraude y la represión del régimen chavista.
En resumen, la respuesta de Petro a la crisis electoral en Venezuela ha sido vista como insuficiente y evasiva, dejando a muchos cuestionando su verdadero compromiso con la democracia y los derechos humanos en la región. La falta de condena al fraude y la omisión de apoyo a la oposición venezolana reflejan una postura ambigua que no satisface las expectativas de aquellos que luchan por la libertad y la justicia en Venezuela.
