LA VELOCIDAD Vs. LA CALMA
Nadie se baña dos veces en el mismo rio
Todo cambia y la historia lo ha demostrado: imperio tras imperio ha caído y surgido otro, y cada imperio ha tenido sus creencias. Los griegos y romanos creían en los dioses, varios siglos. En el año 300 después de Cristo, Constantino institucionaliza el cristianismo y este prende por más de mil años. Y cada pueblo pequeño o grande tiene su creencia. Nuestros indígenas Muiscas tenían su propia cosmovisión: Bochica dios del sol nos enseño a sembrar y a tejer; y Bachué emerge de una laguna de Boyacá junto a su hijo, y de esta pareja salió el género humano.
Si bien los cambios se demoraban siglos, ahora existe una velocidad de formula 1 en las transformaciones culturales. Cuando estamos empezando a adaptarnos a unas creencias y conductas, estas empiezan a ser erosionadas por otras. Pasamos de unos dioses de siglos de duración al dios ciencia de apenas 400 siglos para ingresar al dios más veloz de todos y que todo lo sabe y todo lo soluciona, como lo muestra la inteligencia artificial.
Quien no haya entrado en el chat gpt. No sabe la velocidad de vértigo y la potencia informática respondiendo desde las preguntas más insignificantes hasta las más sofisticadas de la ciencia. Te indica desde la píldora para el dolor de cabeza hasta la solución de un problema matemático
Pero como decimos errar es humano y el chat gpt es un casihumano que puede errar.
El ascenso por las gradas de la vida ya no es en forma pausada o rápida, el ascenso es corriendo
Acabamos de terminar una profesión y ya debemos estar haciendo la otra, Acabamos de vivir en una ciudad y ya estamos pensando en vivir en otra. Tenemos una familia y esta empieza a erosionarse creando nuevos subtipos tan variados que ya es difícil llamarla familia.
Y todos estos cambios encuentran resistencia. Todos estos cambios nos están llevando a un momento de inseguridad, que la tratamos de llenar con filosofías de aguante, de tolerancia; y allí los estoicos aparecen como modelo de salvación. Parafraseándolos: “Quien debes salvarte eres tú”, “únete al correr del devenir del universo y acéptalo para que no sufras”.
Cada cambio es un duelo de lo que fuimos, cada duelo nos lleva a un nuevo amanecer que tendrá prontamente su ocaso en las interminables tardes de la vida.
Y vivir en esta danza es el nuevo vivir; vivir así, es danzar en las tierras movedizas que ya ni siquiera nos pueden hundir, pues los pasos son tan ligeros que ya parecemos espíritus andantes que nada nos impacta, nada nos hace caer. Pues todo es posible. Todas las filosofas tienen asiento. La vida se convierte en un vertiginoso viento que amanece y anochece, impidiendo al Buda meditativo.
Estamos en una carrera obsesiva de obstáculos para finalmente morir en el abismo de lo insoldable. El tanatos persigue al eros, y este en su hipnosis de poder no encuentra a la calma. Calma herida por el tanatos, el cual quiere arrebatarnos nuestra sonrisa. Calma, a la que le quieren quitar las rosas, y a la que le quieren quitar sus paseos largos y pausados de a pie o de a caballo.
Mirando el atardecer miro el reloj y le quito la pila, pues esta tarde quiero que sea eterna.
«Mirad las aves del cielo que no siembran y sin embargo Dios las alimenta»
Dr. Lucio David González
Psiquiatra. Master psicoanálisis.
