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«Operación Desastre»: el fallido operativo militar al mando del hoy Mindefensa Sánchez, que dejó seis militares muertos.

SEMANA revela las fallas de un gigantesco operativo contra el Clan del Golfo, en zona rural de Segovia, Antioquia, donde hubo graves errores en inteligencia, logística, apoyo y que terminó con la muerte de cinco militares. El actual ministro de Defensa, general (r) Pedro Sánchez, lo comandó. La tragedia pudo ser aún mayor.

“La inteligencia falló, los helicópteros no tenían gasolina, las armas no disparaban, los radios no comunicaban y los drones no distinguían entre personas o armas”. Ese fue el contundente resumen que hicieron militares que participaron en la llamada operación Fortaleza. Los errores quedaron consignados en un documento denominado Revista después de la acción o RDA, que empieza con una advertencia de confidencialidad y resume un rosario de graves fallas en esa misión.

Lo que resulta más grave aún es que no se trata solo de un informe. SEMANA conoció dos documentos sobre la misma operación. La explicación es que, cuando el alto mando conoció que allí se consignaron las fallas, habría ordenado realizar otro informe sin dejar evidencia de los errores que pudieron derivar en una tragedia mayor durante un operativo dirigido por el actual ministro de Defensa.

La operación, en febrero de 2024, dejó a cinco militares muertos en menos de tres días. Estuvo a cargo el Comando Conjunto de Operaciones Especiales (Ccoes), al mando del entonces general Pedro Sánchez.

Esta historia cobra relevancia justo cuando se han planteado dudas acerca de la capacidad del ministro de Defensa para dirigir las tropas en Colombia. Sánchez fue nombrado recientemente en este cargo por el presidente Gustavo Petro por encima de 29 generales de mayor antigüedad en la línea de mando. El asunto es tan grave que está en manos de la Fiscalía, con una investigación abierta por los soldados asesinados.

El documento, conocido en exclusiva por SEMANA, revela un listado de errores en la planeación, preparación, ejecución y extracción de la llamada operación Fortaleza.

El documento, conocido en exclusiva por SEMANA, revela un listado de errores en la planeación, preparación, ejecución y extracción de la llamada operación Fortaleza. En palabras de los militares consultados, “a los soldados los volvieron mierda”.

El Ccoes, con el general Sánchez a la cabeza, diseñó la estrategia para recuperar el control en la vereda Pueblo Nuevo, en un sector conocido como Cancha Manila, que quedó en medio de una confrontación armada entre el ELN, el Clan del Golfo y las disidencias de las Farc por el control de la mina de oro Mina Nueva.No fue un operativo de poca monta.

Como pocas veces ha ocurrido en Antioquia, los más altos generales se acuartelaron en el Batallón Pedro Nel Ospina, del municipio de Bello, incluso con presencia del entonces comandante general de las Fuerzas Militares, el general Helder Giraldo, para realizar una operación. El RDA que redactaron los propios militares, y que fue entregado al Ccoes, pretendía señalar las fallas. El reporte fue crudo y reveló en detalle cómo los uniformados fueron enviados a una emboscada.

El actual ministro de Defensa, general (r) Pedro Sánchez, estuvo a la cabeza de la operación Fortaleza. Murieron cinco militares, y un informe conocido por SEMANA detalla graves errores en la ejecución.

El documento hace un recuento del operativo. “La división de fuerzas especiales conduce dentro de su capacidad crítica de ataque de precisión quirúrgica una operación conjunta en coordinación interagencial con el fin de afectar el objetivo militar de clave Fugaz, subestructura armada Jorge Iván Arboleda Garcés GAO CG, el cual cuenta con 100 combatientes en armas con función continua de combate en cumplimiento con los objetivos del Plan Ayacucho”.

La llamada operación Fortaleza, en palabras de algunos militares que participaron de la misión y que hablaron con SEMANA, fue un desastre. Las víctimas eran soldados confiados en la información de inteligencia y la reacción de la aviación, pero se quedaron solos contra un centenar de asesinos atrincherados, listos para atacar y resguardados por campos minados.

El informe RDA está dividido en capítulos, con la secuencia de lo que ocurrió en el operativo que tenía como objetivo a alias Daniel o Chuzo, cabecilla del Clan del Golfo. El ‘Análisis de funciones de la conducción de la guerra’ es el acápite que, señalan, fue objeto de manipulación.

El informe Revista después de la acción (RDA), sobre la operación Fortaleza, detalla un rosario de errores que puso en riesgo la vida de los militares

En ese punto del informe aparecen los aciertos del operativo, pero también las fallas y recomendaciones. Una radiografía que descubre cómo está funcionando la inteligencia militar y la deficiencia en la capacidad logística, que dejó como carne de cañón a los soldados. A eso se sumó la poca capacidad de apoyo a las tropas.

Sin inteligencia
Según se lee en el RDA, los detalles que entregó inteligencia militar estaban lejos de la realidad. Allí determinan que lo expuesto no correspondió con la realidad y ese error habría sentenciado a muerte a los soldados. Uno de sus compañeros afirmó que se salvaron “de milagro”. “Fue mucha bala la que nos dieron”. En el RDA se señala, en el capítulo de inteligencia, qué funcionó, qué no y las recomendaciones. Los dos últimos ítems parecen el preludio de una tragedia. Confiaron en un informe de inteligencia que no tenía clara la capacidad ni la cantidad de delincuentes por enfrentar.

La inteligencia sobre la estructura no fue clara en el briefing, no se tenía clara la cantidad de bandidos que se encontraban sobre el objetivo (…) todas las partes altas sobre el terreno, la estructura ya las tenía localizadas y controladas. Esta información la inteligencia nunca la tenía clara”, dice el documento.

El informe, hasta ahora desconocido, afirma con claridad lo que no debería ocurrir y pone sobre la mesa que es un hecho que la inteligencia del país está desmantelada.

Pero hay más detalles: “No tienen la organización del modus operandi de la estructura que se encuentra sobre estas áreas… La inteligencia desconoce el dispositivo, composición, fuerza y las capacidades en armas de esa estructura con la cual delinquen”.

El informe, hasta ahora desconocido, afirma con claridad lo que no debería ocurrir y pone sobre la mesa que es un hecho que la inteligencia del país está desmantelada: “La información debe ser verídica y las agencias de inteligencia no deben trabajar con supuestos… Las agencias de inteligencia deberán actualizar, en tiempo, modo y lugar, el modus operandi de estas estructuras”.

En el capítulo de planeación se explica que el objetivo del operativo contra el Clan del Golfo era controlar el terreno. Sin embargo, cuando se requirió apoyo, los soldados quedaron solos. Las tropas que debieron apoyar a los soldados emboscados no respondieron al llamado.

No se contó con el apoyo aéreo en el momento del combate, unidades comprometidas. No se contó con la FRI (Fuerza de Reacción Inmediata) en el lugar donde se ocasionaron los combates y no se contó con el apoyo adecuado a lo planeado.

La FRI solicitada por la unidad en combate no fue efectiva ni ejecutada por el comando superior”, señala el RDA. Las fases de planeamiento, de acuerdo con militares consultados por SEMANA, tuvieron una cadena de errores. La información se filtró, los comandantes se ausentaron y la experiencia de los soldados profesionales, de mayor antigüedad, fue subvalorada. Además, la extracción fue un fracaso.

La planeación falló a tal nivel que los soldados murieron en un campo minado que, según los informes, no existía.

“Se debe reservar la información que se manejó en el planteamiento con el personal ajeno a la unidad e involucrar al comandante a todo nivel, en todo momento”, advierte el informe.

La planeación falló a tal nivel que los soldados murieron en un campo minado que, según los informes, no existía. “De acuerdo con la inteligencia, las estructuras no tenían esta capacidad (poner campos minados)”, asevera el RDA, en referencia a los campos minados en la zona.

¿Y el apoyo aéreo?


Este punto es demoledor y deja mal parado al entonces general Pedro Sánchez. El RDA se detiene a explicar las fallas en el operativo que habría dejado a los soldados atrapados entre las balas y el campo minado. Según el documento, cuando se requirió el apoyo aéreo, los helicópteros apenas se estaban tanqueando.

Los pilotos UH60 (de los helicópteros) no se encontraban listos para la reacción ni para el apoyo oportuno en el momento que se generó el combate el primer día (…). No hubo apoyo de fuego por parte del Arpía (avión de combate) cuando fue requerido por las unidades comprometidas en combate el primer día”, señala el informe en poder de SEMANA y que, al parecer, fue modificado después con otro documento que quiso maquillar y moderar los hallazgos.

Según se lee en el RDA, los detalles que entregó inteligencia militar estaban lejos de la realidad.

Las aeronaves deben estar listas para su empleo y no deben ser tanqueadas en la ejecución de la misión. Rapaz (apoyo aéreo) no apoyó a las unidades en tierra y nunca tuvo comunicaciones con las unidades en tierra en el momento de combate de encuentro”, se lee en el informe.

En materia logística, el documento hace una revelación que parece un chiste, pero que en el escenario de la guerra es gravísima para la vida de los soldados y cuya responsabilidad estaba en los mandos y en el mismo Gobierno: “Armas que no disparan”. El RDA asegura que algunas armas utilizadas en el operativo presentaron “fallas mecánicas”.

En otras palabras, se “encasquillaron”. “Fallas mecánicas en el armamento, en especial ametralladoras y fusiles Colt… Dispositivo, composición y fuerza en el objetivo, no está de acuerdo al informado por inteligencia y comunicación con Rapaz (apoyo aéreo)”, dice el informe. Como las armas fallaron, lo que quedaba era pedir apoyo, pero después de varias horas de emboscada, con un soldado en un campo minado, las baterías de los radios simplemente se apagaron.

El reporte indica que las baterías de los radios se descargan muy rápido y se recomienda cambiar urgentemente los equipos por otros más potentes y avanzados. “Poca durabilidad de baterías de APX, se pierde contacto con Arpía-Rapaz (apoyo aéreo) durante el primer combate, las comunicaciones no fueron claras ni precisas con las unidades de FRI (Fuerza de Reacción Inmediata)”, resume el informe.

Ni siquiera los drones, que se supone son de última tecnología, se salvaron: “No discriminan personas y armamento a largas distancias. No se pudo realizar sobrevuelo en puntos objetivos porque genera ruido”, señala el capítulo de lo que no funcionó, y en las recomendaciones se plantea “adquirir drones con capacidad de detección de acumulación de calor más silenciosos”.

La llamada Revista después de la acción tiene un capítulo titulado ‘Comando y control’. En este punto solo se dejó por escrito lo que salió bien en el operativo. Lo que no funcionó quedó en una básica descripción: “Omitido”. En ítems como la conducción de la misión, posición del combate táctico, actualización del combate y el liderazgo de la misión, la conclusión fue la misma: “Omitido”. No hubo mayor explicación sobre lo que corresponde al comando y control del operativo que dejó a cinco soldados muertos en Antioquia.

SEMANA contactó al ahora ministro de Defensa, general (r) Pedro Sánchez, para que explicara el resultado de este informe. Manifestó que no podía referirse al tema por tratarse de información sometida a reserva, pues compromete datos que pueden poner en riesgo la seguridad de las operaciones y de los mismos militares.

“Hay información reservada de una operación especial que no puedo difundir, pues, de hacerlo, violaría la ley. Las RDA tienen clasificación secreta e involucran información relacionada con todos los actores y capacidades de las funciones de conducción de la guerra que participaron en una operación que se le asignó a una unidad militar subordinada del Ccoes”, explicó el ministro en diálogo con SEMANA.

El caso, dicen las fuentes, fue advertido al entonces ministro de Defensa, Iván Velásquez, pero no se sabe de investigaciones internas frente a las trágicas fallas en el operativo. Ni siquiera si hubo algún reparo con las denuncias de manipulación del informe RDA. Será la Fiscalía la que determine la verdad de lo ocurrido.

La acción militar


La operación Fortaleza, en febrero del año pasado, fue cubierta en su momento por un equipo periodístico de SEMANA y contó con cinco cabezas visibles: el comandante de la Brigada 14, coronel José Vicente Ávila; el comandante del Comando Aéreo de Combate n.º 5, general Fernando Correa; el comandante de la Séptima División, general Juan Carlos Fajardo; el comandante del Comando Conjunto n.º 5 Noroccidente, general Hernando Garzón; y el general Pedro Sánchez, la cabeza visible y entonces comandante del Comando de Operaciones Especiales (Ccoes).

Además de la preocupación por el combate, había inquietud por la información que circulaba en medios de comunicación que daba cuenta de supuestas irresponsabilidades de las Fuerzas Militares que permitirían el avance del Clan del Golfo, y las denuncias de la Defensoría del Pueblo por confinamientos, desplazamientos, reclutamiento de menores de edad, cuando en la zona había un número considerable de uniformados.Uno de los oficiales que siguió de cerca la operación le reconoció a SEMANA que la inteligencia militar fue sorprendida por el Clan del Golfo.

Ese grupo armó un plan de manera silenciosa para asaltar al ELN en el sur del Bolívar y apropiarse de Mina Nueva, un sector repleto de oro que deja millonarias ganancias a los hombres de Antonio García. Salieron desde el Bajo Cauca antioqueño, cruzaron al nordeste y chocaron con los elenos en la zona rural de Segovia.

Aparentemente, fue el ELN que, a través de los mecanismos de monitoreo, informó que el Clan del Golfo les estaba respirando en la nuca. De acuerdo con la versión, integrantes de la Brigada 14 pudieron asegurar la zona de Cancha Manila –donde inteligencia advirtió sobre presencia del ELN infiltrado en la población–, un paso obligado para la incursión del Clan del Golfo. Sin embargo, los delincuentes ya habían ganado terreno y sembraron artefactos explosivos para repeler a las Fuerzas Militares o del ELN.

La población quedó en medio de los disparos. Así lo recordó una líder social de Segovia de manera extraoficial: “Fue vivir la guerra de primera mano. Fue una cosa horrible. No tenía alimentación”.

SEMANA también habló con Jairo Gómez, papá del soldado profesional Diego Gómez, quien murió en la operación, según las Fuerzas Militares, al caer en un campo minado y fue contundente frente a la presunta manipulación de información, que hoy se estaría corroborando con la publicación del RDA.

“Yo no creo, y el Ejército tapa muchas cosas. Mi hijo era experto en minas, y él siempre andaba con el perro y ese día no fue así. Uno no entiende qué pasó, pero lo cierto es que a mi hijo nos lo entregaron (Ejército) sin un brazo, sin una pierna y en un cajón de madera”, señaló. Contó que, de acuerdo con la información que ha logrado recopilar con compañeros de Diego, pareciera que a su hijo lo hubieran obligado a ingresar al terreno.

Él le había dicho días antes a la mamá que se iba a retirar porque eso por allá (Segovia) estaba muy caliente, que los sacaban y los entraban cada rato, y él, experto en minas, no iba con el perro”, agregó Jairo.

“Yo cumplí años el 15 de febrero. Él me escribió, porque me estuvo llamando y yo no pude contestarle. Murió el 17 de febrero”, narró Jairo, con voz entrecortada. Y agregó: “Nos dijeron (las Fuerzas Militares) que nos iban a mantener informados, pero ha pasado un año y no nos volvieron a contactar. Nos dejaron abandonados, no nos dijeron nada de la investigación ni nos entregaron la necropsia, y como somos de escasos recursos no hemos podido pagar un abogado”. “Un compañero de él nos dijo que nos reuniéramos, que nos tenía que contar algo de lo que sucedió ese día con Diego, pero no hemos podido por la falta de recursos”, denunció don Jairo.

SEMANA también habló con un alto mando militar retirado, quien coincidió en que la inteligencia mandó a los soldados a ciegas. “La inteligencia sí falló porque no detectamos hasta que llegaron a Cancha Manila. Ahí fue donde los detectamos en grande. Había unas manifestaciones de que los bandidos se estaban moviendo, pero no precisábamos por dónde”, afirmó el uniformado. “Falló fue la acción en el objetivo, que eso solamente lo saben las tropas que estaban allá”.

Sin embargo, se distancia de la versión y lo consignado en el RDA sobre una mala planeación en la operación: “Eso sí lo debato. No es una operación mal hecha. Todas sus operaciones tienen su nivel de riesgo. La operación sí fue bien planeada, ¿por qué? Teníamos tropas especiales, suficiente reserva, helicópteros y cañones”.

Lo que sí dejó claro es que el entonces comandante del Ccoes y actual ministro de Defensa era cabeza y responsable de la operación. “Los soldados eran de él, de las Fuerzas Especiales que él comandaba. Nosotros recuperamos Cancha Manila con las tropas nuestras; luego llegaron ellos a adelantar la operación contra los bandidos del Clan del Golfo y él tomó la operación. Todos los apoyos eran para él”, señaló el ahora militar en retiro, quien afirmó que sí hubo apoyo aéreo.

Hoy en día, cuando el orden público se agrava por todo el país, los colombianos demandan unas Fuerzas Militares robustas, fortalecidas y con inteligencia para combatir el crimen. Los graves errores de Segovia no se pueden repetir.

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