Petro logró su añorada fraternidad fronteriza con Venezuela acabando con las líneas divisorias que tenía nuestro país con la dictadura de Maduro.
La reina Isabel II bautizó de ‘annus horribilis’ a 1992, porque coincidieron en él tremendos escándalos familiares y públicos con el incendio del castillo de Windsor. Pues los escándalos e incendios del ‘october horribilis’ que vive Gustavo Petro son peores.
Si buscaba que las palabras que pronunció en Nueva York, con su ‘kufiya’ al cuello, llamando a la insubordinación militar contra Trump lo dispararan como líder mundial, no sucedió. En cambio, se dio el sueño de Bolívar de que Colombia y Venezuela fueran parte de un mismo país, pero en modo pesadilla: perdimos nuestras fronteras nacionales y pasamos a ser, con Venezuela, una masa territorial indistinta que Trump tiene en la mira de su lucha contra el narcotráfico y el autoritarismo. Es la versión de la Gran Colombia petrista.
Nuestro país, hasta hace muy poco, recibía un trato internacional de respeto; a nadie se le había ocurrido señalar al Presidente colombiano de ser jefe mafioso; las prácticas democráticas de Colombia se reconocían y se respetaban. Todo eso se borró. Gustavo Petro logró su añorada fraternidad fronteriza con Venezuela acabando con las líneas divisorias que tenía nuestro país con la dictadura de Maduro y con el imperio del cartel de los Soles. Hoy, la escalada de Trump en aguas latinoamericanas la podemos hacer extensiva contra nosotros.
El congresista
colomboestadounidense Bernie Moreno ya había anunciado que el Presidente y su familia iban a ser incluidos en la Lista Clinton. Eso le crea a Petro un problema internacional que ni siquiera evitará su nacionalidad italiana cuando sea expresidente. Fue motivo de su furia en el último consejo de ministros, en el que regañó a la canciller Villavicencio (sin visa) y al embajador García-Peña por hablar con el senador Moreno y no con el inabordable Trump. Lo de la Lista Clinton lo enfureció tanto que también despidió al viceministro del Agua. “No va más, hermano”, le dijo.
Paralelamente, en este ‘october horribilis’ absolvieron a Álvaro Uribe. La izquierda perdió las elecciones de los consejos de juventud. Su consulta interna del Pacto quedó sumida en una gran crisis de identidad. Se le están cayendo las reformas de la salud que anda construyendo por decreto. Su reforma pensional sigue muy emproblemada en la Corte Constitucional, donde podría perder incluso el voto del magistrado Héctor Carvajal, su exabogado, hoy impedido por los honorarios que recibió de Colpensiones.El Consejo de Estado puso límite a sus desenfrenadas alocuciones. Y una vez más es obligado a retractarse o rectificar: a) por haber afirmado que el fiscal Mario Burgos favoreció a asesinos del fiscal paraguayo Marcelo Pecci; b) por llamar “muñecas de la mafia” a periodistas; c) por calumniar a la familia Vargas Lleras; d) y a disculparse por su frase: “una mujer libre hace lo que le dé la gana con su clítoris; si acompasado con su cerebro, será gran mujer”.
Y en medio de esta avalancha, amanecimos el viernes con la noticia de que se consumó lo que esta misma columna pronosticó como inminente: la pelea entre Petro y su ministro Montealegre. “No va más, hermano”, le dijo también a este. Y no es que sea noticia que Petro pierda otro ministro, porque al fin y al cabo va como en 50…
Pero resulta notable que Montealegre no lograra salvar su pellejo ni anunciando desde Shanghái, de chompa y no en su acostumbrado traje raya-tiza, el apresurado texto de un proyecto de asamblea constituyente. Aseguró que se justifica una nueva constitución por el bloqueo institucional existente, que obliga a reconfigurar el poder en Colombia.
En este ‘october horribilis’ absolvieron a Álvaro Uribe. La izquierda perdió las elecciones de los consejos de juventud. Su consulta interna del Pacto quedó sumida en una gran crisis de identidad. Se le están cayendo las reformas
La nueva asamblea, a la que se “ordena reformar la totalidad de la Constitución”, tendría 71 delegados, 44 por circunscripción nacional y 37 por capricho, conformados así: dos delegados respectivamente de jóvenes, mujeres, afros, indígenas, campesinos, víctimas, sindicalistas, jóvenes, gitanos, raizales, madres cabeza de familia; 3 la población LGBTQ y 6 los colombianos en el exterior, de listas presentadas por cada grupo en el que secompartimentalizará la población colombiana. ¿Y quién dirá cuáles listas? El Presidente, habilitado con facultades extraordinarias. Los delegados serían suyos.
¿Por qué le pide Petro la renuncia a Montealegre?
1) Porque le robó el protagonismo del proyecto.
2) Porque es un desastre de proyecto. Hasta los autores citados en su exposición de motivos lo desautorizan: “Petro usa lo que escribo para avalarlo que rechazo”, dice el jurista argentino Roberto Gargarella.
3) Porque su pelea con Benedetti fue demasiado grave y es irreversible.
4) Porque Montealegre se dejó ganar el proceso del expresidente Álvaro Uribe.
5) Porque pidió la captura del procurador Eljach.
6) Porque era innombrable.
7) ¿Por todas las anteriores y un poquito más?Y falta Halloween…
MARÍA ISAEL RUEDA















