La prestación de servicios en el Estado se ha convertido en una fuente constante de dificultades para muchos trabajadores. Decenas de contratistas denuncian retrasos en los pagos, afectando su estabilidad económica y calidad de vida.
Uno de los casos más preocupantes es el de un contratista del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), quien trabaja en el Censo Económico para medir el pulso de los negocios y la economía popular. Su situación es crítica: no tiene dinero ni siquiera para pagar su plan de celular y depende de una tarjeta SIM prestada para comunicarse. Prefiere mantenerse en el anonimato por temor a afectar futuras oportunidades laborales en el sector público.
Desde octubre enfrenta dificultades económicas, pues a pesar de las promesas de pago de la entidad, el dinero no llega. “Nos envían el mismo comunicado, solo le cambian la fecha”, cuenta el trabajador. Este viernes 21 de febrero se vence el plazo estipulado en una circular del 5 de febrero, pero muchos contratistas temen que, una vez más, los dejen por fuera de la lista de pagos.
Según una misiva enviada por el Dane, se cubrirán 18.000 cuentas de cobro, lo que equivale al 85 % de los pagos pendientes. Sin embargo, la incertidumbre persiste. El contratista afectado asegura que ingresó al trabajo con la esperanza de recibir su salario mes a mes, pero la realidad ha sido distinta.
El problema del flujo de caja
Las razones que argumentan las entidades para justificar los retrasos en los pagos se repiten año tras año. Muchos contratistas han vivido situaciones similares en el pasado, como ocurrió en el Senado, donde los pagos se registraron como reservas presupuestales en cuentas por pagar. “Las entidades dicen que es problema del Ministerio de Hacienda, que no gira. A veces uno siente que se están tirando la pelota de allá para acá y de acá para allá”, lamenta el trabajador.
El costo de ser contratista
Para acceder a un contrato en el Dane, muchos deben hacer inversiones previas. Un trabajador en Antioquia contó que tuvo que pagar una póliza obligatoria antes de recibir su primer salario. Otros testimonios indican que, aunque no reciben su remuneración a tiempo, deben seguir pagando seguridad social por cuenta propia.
Un supervisor de censistas relata que el sueldo de noviembre le fue pagado apenas el 29 de enero y aún espera el pago de diciembre, a pesar de que la fase de recolección de datos en su municipio ya terminó. Además del atraso en los pagos, denuncia que el censo se realizó con menos personal del necesario, lo que generó sobrecarga de trabajo y un alto gasto en un periodo corto de tiempo. “Como era un censo nuevo, en un mes se gastaron lo de un año”, asegura.
La falta de ingresos ha llevado a algunos contratistas a enfrentar situaciones extremas, como el caso de un trabajador al que su arrendador le pidió el apartamento porque no podía seguir esperando el pago del arriendo. “Creía que le estaba mamando gallo, como nosotros creemos que está haciendo el Dane con nosotros”, dice el afectado.
La respuesta del Dane
Hasta el momento, la directora del Dane no ha dado declaraciones sobre la situación.
