Previous slide
Next slide
Previous slide
Next slide

Dólar hoy: $4.784

Euro hoy: $5.121

Search
Close this search box.

No será el fin del mundo

MARÍA RUEDA

Es más probable que la seguridad no solo no empeore, sino que, en manos de este militar, mejore.

Después de escuchar las últimas declaraciones del general Pedro Sánchez en su uniforme militar de gala, y las primeras en el Everfit de su nueva condición de civil, queda la esperanza de que esto no va a terminar siendo ese fin del mundo que inicialmente se vaticinaba con la noticia. Regresa al gabinete un ministro de Defensa militar, luego de que en 1991 el presidente César Gaviria cambiara la historia del país convirtiendo ese en un cargo civil.

Las razones estaban muy bien fundamentadas. Desde la Constitución del 86 se prohibía que en un mismo órgano se concentraran los poderes políticos y militares. Por otro lado, un ministro es una figura de carácter administrativo que responde políticamente y ninguna de las dos características las ostenta un militar. Adicionalmente, venía escalando en Colombia un problema de derechos humanos por cuenta de una Justicia Penal Militar que actuaba más en complicidad que como juez de sus violaciones.

Pero como todo lo de Petro, incomprensible y no pocas veces improvisado, resulta probable que no calculara que con este nombramiento los generales de mayor antigüedad y rango se iban a sentir molestos y hasta irrespetados, pues quien fuera su subalterno ahora se convierte en su jefe, situación muy difícil de manejar jerárquicamente.

Según el nuevo ministro, en excelente entrevista con Néstor Morales y Felipe Zuleta en Blu Radio, fue él mismo quien le informó al presidente que tan peculiar situación lo obligaba a renunciar a su carrera militar y a asumir su nuevo cargo en calidad de civil. Así se conjuró, por lo menos hasta ahora, la desbandada de generales que se pronosticaba. Y se suma una ventaja adicional: que ministros de Defensa ha habido buenos y malos. Pero nunca uno tan pésimo como Iván Velásquez, a quien, obedeciendo órdenes de Petro, se le pueden adjudicar las tremendas cifras de descontrol territorial, terrorismo, desplazamiento, reclutamiento forzado que hoy enlutan y preocupan profundamente al país.

Con este nombramiento los generales de mayor antigüedad y rango se iban a sentir molestos y hasta irrespetados, pues quien fuera su subalterno ahora se convierte en su jefe, situación muy difícil de manejar jerárquicamente

Petro, además, cometió la gran ridiculez de explicar que el nombramiento de Pedro Sánchez estaba inspirado en que mientras en Gaza asesinan niños, los militares colombianos los salvan, aludiendo a la operación de rescate de los pequeños indígenas que duraron perdidos 40 días en las selvas del Guaviare, tras el accidente aéreo en el que sobrevivieron. ¿Qué tiene que ver la muerte de los niños en Gaza con una labor humanitaria por la que el general Sánchez merece todos los aplausos, pero que no fue militar, como lo fue, por ejemplo, la operación Jaque? Y cumplir con el deber tampoco es mérito para que lo nombren a uno ministro de nada. Por eso las suspicacias rondaron en torno a la posible cercanía del general con Petro, tras ser su jefe de seguridad. Pero tranquiliza oírlo decir que para él la seguridad de cualquier colombiano carece de color político y que no ejerce militancia partidista.

También tranquiliza la posibilidad de que bajo su mando la exageradamente generosa mano del Gobierno con la insurgencia, que ha derivado en ese fortalecimiento y arreciamiento de las acciones de los violentos, no impedirá que las fuerzas del orden cumplan con su deber constitucional de actuar. La pregunta es: ¿Petro les dará permiso? Por lo menos, el nuevo ministro la tiene clara (“esto está en cuidados intensivos”, y conste que habla del legado de su antecesor) y no parece dispuesto a cruzarse de brazos, como él.

Y seguimos sin conocer las verdaderas razones del cambio de Velásquez. ¿Será que Petro se dio por fin cuenta de su ineptitud? ¿O será que está enviando un mensaje inequívoco a la oficialidad de que se debe plegar al Gobierno si quiere conservar su estabilidad, luego de que con el nombramiento de Sánchez se pasó por la faja la antigüedad de los miembros de la actual cúpula militar y después de que 71 uniformados fueron barridos de la Policía? No se puede descartar que ello cause un debilitamiento en la moral combativa. Evitarlo ya está en manos del ministro Pedro Sánchez, por cierto, curiosamente homónimo del primer ministro de España. (Solo los diferencia que nuestro Pedro Sánchez lleva un Arnulfo en la mitad de su nombre, mientras el español remata con un elegante complemento de su apellido, Sánchez Pérez-Castejón.

Lo único que falta es que la Fuerza Aérea colombiana, a donde durante 33 años ha servido el nuevo ministro, recupere su antiguo nombre y deje de llamarse ridículamente Fuerza “Aeroespacial”, no vaya a ser que a Petro le dé por obligar a la FAC a construir un cohete para esparcir polvo humano por las estrellas.

Pasadas las horas, deja relativa tranquilidad este nombramiento. Porque es más probable que la seguridad del país no solo no empeore, sino que, en manos de este militar, comience a mejorar.

Entretanto. Inaudito ese supuesto abuso de autoridad de la tal Rusinque con la presidenta de Naturgás, Luz Estela Murgas.


MARÍA ISABEL RUEDA

Si te gustó compartelo en tus redes:

Facebook
Twitter
WhatsApp

Bienvenidos sus comentarios.

No utilice lenguaje ofensivo, soez, denigrante, injurioso ni calumnioso. Por lo tanto sus comentarios están sujetos a aprobación editorial.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

DE FRENTE EN VIVO

4 Videos
Play Video
×