El culebrón que más se ajusta a lo de Trump y Musk es Los ricos también lloran, por lo menos en el título, pues el drama es distinto.
Francisco santos
Recuerdo de pequeño, de joven y hasta de adulto sentarme frente a la televisión para ver un culebrón o una telenovela en la que, si bien divertía, el final era tan predecible que en el primer capítulo ya se sabía quién era el malo o la mala, el bueno o la buena, y quienes iban a terminar juntos después de innumerables obstáculos y peleas. Recuerdo Topacio y Cristal, de Venezuela. Yo soy Betty, la fea o Pasión de gavilanes, de Colombia. Cuna de lobos y María la del barrio, de México.
Sin embargo, el mayor culebrón de la historia moderna lo estamos viviendo todos los habitantes de la humanidad, un éxito en ratings sin igual, en vivo y en directo, desde Estados Unidos con el enfrentamiento entre Donald Trump y Elon Musk. No creo, hasta hoy, que el más avezado libretista se habría imaginado un guion con estos personajes, con estos dramas y con este escenario que apenas comienza. Ciertamente, este lío apenas está empezando, pero la ruptura rápidamente pasó del alejamiento a la guerra nuclear. ¿Qué guionista se imaginó o se le ocurrió algo similar a lo que está pasando? Ninguno.
He visto muchas series sobre el poder presidencial en Estados Unidos, en las que muchas muestran cómo es esa relación de un presidente con sus funcionarios, sus amigos, la prensa y los enemigos. Se me viene a la cabeza House of Cards con un presidente, Frank Underwood, que usa el poder sin escrúpulos, manipula, presiona y así controla la prensa y a los aliados. En esta serie se muestra cómo el poder utiliza el chantaje, la amenaza y el beneficio hacia los medios, los lobbies y las empresas para lograr sus objetivos. Es claro en el uso despiadado del poder, pero le hace falta la otra mitad de la ecuación: un rival como Elon Musk, el hombre más rico del planeta.
La verdad, esta relación de amor-odio de Trump y Musk no es nueva en el escenario presidencial tanto de Estados Unidos como de otros países. Tampoco es exclusiva de los republicanos; los demócratas funcionan igual. La gran diferencia es que por primera vez en la historia todo lo que pasó y está pasando es público. Antes los chantajes, los negocios, las presiones, los castigos o los dividendos eran privados, así sus consecuencias fueran públicas al final.