Sídney, Australia – Nuevos documentos judiciales han revelado detalles escalofriantes sobre el atentado terrorista ocurrido en la playa de Bondi, que dejó 16 personas muertas durante las celebraciones de Janucá. La policía confirmó que los autores del ataque arrojaron cuatro artefactos explosivos improvisados contra la multitud, los cuales no llegaron a detonar, aunque sí reflejan la intención de causar un daño aún mayor.
Explosivos, armas y simbología yihadista
De acuerdo con una declaración policial preliminar presentada ante un tribunal local, los dos sospechosos —un padre y su hijo— estacionaron su vehículo en Campbell Parade, en Bondi, en las cercanías de la playa alrededor de las 18:50 hora local del día del ataque. Sobre el automóvil colocaron banderas del Estado Islámico (EI), acto que las autoridades consideran un indicio claro de motivación ideológica terrorista.
Posteriormente, retiraron del vehículo tres armas de fuego y varios explosivos, incluidos tres dispositivos caseros y un artefacto con forma de pelota de tenis, que luego arrojaron hacia la multitud. Aunque ninguno de estos dispositivos detonó, la policía estima que su uso buscaba maximizar la violencia del ataque.
Videos hallados en los teléfonos de los atacantes
Los documentos judiciales también revelan que las fuerzas del orden encontraron grabaciones en el teléfono de uno de los acusados, en las que ambos aparecen:
Sentados frente a una bandera del Estado Islámico Recitando un pasaje del Corán Haciendo declaraciones sobre su “motivación para el ataque de Bondi” Repudiando a los “sionistas”
Estos materiales figuran como evidencia de que el atentado fue impulsado por una motivación extremista y se ubica dentro de un patrón de radicalización violenta.
Desarrollo del atentado
Una vez colocadas las banderas y retirados los explosivos, los atacantes avanzaron hacia una zona de parque cercana, donde miles de personas participaban de las celebraciones de Janucá, una festividad religiosa judía. Minutos después, abrieron fuego contra la multitud, dejando un saldo inicial de 14 fallecidos en el lugar. Dos personas más murieron posteriormente en el hospital, incluyendo una niña de 10 años, elevando el número total de víctimas mortales a 16.
Acción policial y proceso judicial
Durante la confrontación, las autoridades lograron abatir a uno de los atacantes. El hombre, identificado como Sajid Akram, de nacionalidad india, murió en el lugar tras recibir disparos de la policía. Su hijo, Naveed Akram, de nacionalidad australiana, resultó herido por proyectiles y fue trasladado a un centro médico. Posteriormente, fue recluido en una cárcel local.
Las fuerzas policiales presentaron 59 cargos formales en su contra, incluyendo 15 por asesinato y uno por terrorismo, entre otros delitos derivados del atentado.
Investigaciones adicionales
La investigación reveló que padre e hijo habrían realizado entrenamiento con armas de fuego en una zona rural de Nueva Gales del Sur y que, días antes del ataque, realizaron un viaje de reconocimiento a la playa de Bondi, lo que confirma una planificación deliberada.
Este ataque enciende nuevamente el debate internacional sobre las medidas de seguridad, control de radicalización y legislación sobre armas, en un contexto donde muchos países reevalúan sus políticas ante amenazas extremistas.
Contexto normativo y medidas posteriores
Tras el atentado, las autoridades australianas aprobaron reformas que limitan el número de armas por persona y prohíben el despliegue de símbolos terroristas, incluyendo la bandera del Estado Islámico. También establecieron la posibilidad de prohibir protestas durante tres meses tras un acto terrorista, como parte de las medidas para reforzar la seguridad pública.
