El canciller de Colombia, Luis Gilberto Murillo, dejará su puesto este 30 de enero, y su reemplazo será Laura Sarabia, quien asumirá en un momento de alta tensión diplomática entre Colombia y Estados Unidos. La crisis se originó tras un enfrentamiento entre el presidente de EE. UU., Donald Trump, y el presidente colombiano, Gustavo Petro, en relación con el manejo de la migración durante el fin de semana, lo que afectó gravemente las relaciones entre ambos países.
A pesar de que las tensiones parecieron calmarse, muchos temen que las represalias desde la Casa Blanca puedan continuar. Murillo, quien fue ciudadano estadounidense y tiene una amplia experiencia en diplomacia, logró restablecer la relación con EE. UU. y evitar sanciones económicas que habrían impactado severamente sectores clave como el café.
Sin embargo, su salida deja en manos de Sarabia, una joven politóloga cercana a Petro, la responsabilidad de gestionar esta difícil situación. Sarabia, aunque cuenta con dos años y medio de trabajo en la Casa de Nariño, no tiene la misma experiencia en relaciones internacionales que su predecesor, lo que ha generado preocupación en diversos sectores políticos y económicos del país.

El reto para la nueva canciller será, sin duda, complejo. Algunos políticos, como Andrés Forero, representante a la Cámara por el Centro Democrático, consideran que el manejo de la crisis es complicado incluso para un canciller experimentado, por lo que expresan su preocupación por la falta de trayectoria de Sarabia. Forero también destacó que el gobierno de Petro ha manejado la situación con «insensatez e irresponsabilidad», lo que ha intensificado la crisis diplomática más grande en Colombia en los últimos 30 años.
Por otro lado, Katherine Miranda, representante a la Cámara de la Alianza Verde, también expresó su preocupación. Según ella, la designación de Sarabia refleja la tendencia del gobierno de Petro a improvisar en nombramientos clave, como el de la Cancillería. Para Miranda, la falta de experiencia de Sarabia en temas de relaciones internacionales podría empeorar las relaciones con EE. UU., especialmente en un momento tan delicado.
Carlos Fernando Motoa, senador de Cambio Radical, fue aún más crítico, calificando de «insignificante» el enfoque que ha tenido el gobierno de Petro en materia de relaciones internacionales. Según Motoa, la falta de preparación de Sarabia para asumir un cargo de tal responsabilidad demuestra la improvisación del presidente Petro, quien, según él, ha utilizado el tema de las embajadas y consulados para beneficiar a políticos cercanos.
El panorama es preocupante, ya que esta crisis no tiene precedentes en la historia reciente de Colombia. Las repercusiones podrían ir más allá de lo comercial, afectando las relaciones internacionales, el financiamiento, las visas y la cooperación estratégica con países aliados. Mientras tanto, Sarabia, aún sin asumir formalmente el cargo, enfrentará un debate en el Congreso sobre una moción de censura que pone en duda su capacidad para manejar esta difícil situación.
El futuro de las relaciones entre Colombia y Estados Unidos depende en gran medida de cómo Sarabia logre manejar esta crisis, una tarea monumental que pondrá a prueba su habilidad para negociar y restaurar la confianza internacional.