Ayer, el presidente Petro en un acto de transparencia inédito decidió transmitir un consejo de ministros en vivo y en directo, sin avisar previamente al gabinete. La primera hora y media fue transmitida como alocución presidencial por televisión abierta. Fueron seis horas de regaños públicos, de recriminaciones entre ministros, señalamientos de corrupción, gritos, lágrimas, declaraciones de amor al presidente, chistes, y decenas de referencias a Cien años de soledad.
Sobre todo, fue una puja de un gabinete mayoritario de izquierda inconforme con el nuevo jefe de gabinete, Armando Benedetti, quien recibió una defensa acérrima de Petro.
El comportamiento de Petro no fue distinto al que suele tener en los consejos de ministros habituales. El presidente empezó con una larga intervención, de ideas dispersas, para luego dar su evaluación sobre cada ministerio, en la que suelen rajarse.
Por eso, la transmisión reveló con crudeza las tripas de un gobierno roto, disfuncional, e incapaz de tomar decisiones concretas. En las seis horas de consejo, Petro no abordó el tema para el cual estaban citados, los decretos de emergencia para atender la crisis humanitaria del Catatumbo. Tampoco les dio líneas de acción claras a sus funcionarios, desconcertados con la puesta en escena.
Esto fue lo que reveló el consejo de ministros de Petro:
1. El presidente no manda, el gabinete no hace y el cambio no llega
Detrás de los memes de las juntas de ‘Betty, la fea’, y las alusiones a la “casa estudio” de protagonistas de novela que circularon en redes durante la alocución, quedó una sensación desoladora. “Esto es muy grave”, le dijo a La Silla uno de los funcionarios que asiste al consejo de ministros. “Es terrible, ¿cómo somete a la opinión pública a ver sus miserias en televisión nacional?”.
Petro pintó el paisaje de lo que quisiera ver al final de su mandato. Pero no manda en su gabinete. Durante seis horas de consejo, el presidente se quejó con varios ministros porque no habían acatado órdenes impartidas por él. Desde la ampliación de cupos de MinEducación, hasta acciones de la fuerza pública del Mindefensa.
“Yo soy el comandante en jefe”, le reclamó Petro a Iván Velásquez, quien, con uno de los principales cargos del gabinete, hizo solo una breve intervención.
Y en medio de esta disfuncionalidad, el cambio no llega. Petro arrancó afirmando que no se habían cumplido 146 de los 195 compromisos presidenciales “que tiene con el pueblo”, según una medición elaborada por Armando Benedetti, y que varios ministros desconocían.
En dos años largos, solo un 15% de cumplimiento, según el mismo presidente. “Nos ha faltado tener más organización”, admitió Alexander López, director del Departamento Nación de Planeación (DNP), quien lidera otra unidad paralela de cumplimiento del plan de gobierno.
El mismo Petro lo advirtió: “Nos van a decir que fuimos una hoja en el aire que se lleva el viento”, aludiendo al riesgo de no dejar un legado duradero.
2. El poder Ejecutivo demostró el porqué no ejecuta
El presidente les tomó cuentas a sus ministros, pero en un tono tan severo que sembró la duda de por qué siguen en sus puestos si son tan incompetentes. De hecho, luego del consejo el director de la Ungrd, Carlos Carrillo, que no fue citado a esta reunión de gabinete, renunció de manera protocolaria y pidió lo mismo a todos los ministros.
Detrás hay fallas básicas de gestión pública. A la ministra de Justicia le dijo que de dos compromisos que tenía, llevaba dos incumplidos. Ella se sorprendió porque no conocía el sistema de medición de Benedetti, que además riñe con el que lleva el DNP.
Pero más allá del listado largo de incumplimientos, en el consejo quedó reflejado que los funcionarios y el mismo presidente ven las instituciones que dirigen, las normas que los rigen y la burocracia que conforma el Estado como una talanquera que impide la ejecución. Como una camisa de fuerza que les ata las manos.
Los ministros le plantean al presidente sus desafíos, pero Petro no actúa como un aliado que con el poder que ostenta les ayuda a vencer los obstáculos tomando las decisiones necesarias o coordinando entre ellos. Su rol es el del profesor que da cátedra sobre cómo salvar a la humanidad, que lanza teorías y explica los conceptos gruesos, pero no resuelve los problemas concretos. De hecho, ningún problema específico se resolvió en la reunión.
3. Petro habla mucho, sobre todo de sí mismo
“Escuchar es un arte”, dijo Petro en uno de sus largos circunloquios. Un arte que no aplica mucho en el consejo de ministros porque habla más que todo el mundo y de sí mismo. “Yo esto lo aprendí, voy a ser sincero, en Cuba”.
De las 5 horas y 52 minutos, Petro habló 3.9, según un análisis de La Silla con inteligencia artificial.
4. Un gabinete roto que desprecia a Sarabia y Benedetti
El consejo televisado confirmó que el ala más a la izquierda del gabinete siente un profundo desprecio por las diferentes posiciones que Laura Sarabia y Armando Benedetti han ocupado en el gobierno. Un reto enorme hacia adelante, considerando el poder que acumuló Benedetti en este consejo de ministros, que podría verse como una defensa de cinco horas de su regreso al primer círculo de Casa de Nariño.
La iniciativa para mostrar la indignación pública la tomó la vicepresidenta Francia Márquez, la primera en tomar la palabra luego de la intervención inicial de Petro. “No me parecen las actitudes de Laura Sarabia con nosotros, conmigo, a quien le he tenido que decir ‘respéteme’, que soy la vicepresidenta”, dijo Márquez sentada al lado de la nueva canciller, quien se movía con ansiedad en su asiento.
“No comparto su decisión de traer a este gobierno a estas personas”, continuó Márquez a propósito del nombramiento de Benedetti como jefe de gabinete.
La ministra de Ambiente, Susana Muhamad, secundó a Márquez. Y entre lágrimas, aludiendo a su ideología feminista, dijo que no estaba dispuesta a sentarse en la misma mesa que el nuevo jefe de gabinete. Luego afirmó que no iba a renunciar a su cargo. Nunca se levantó de la mesa.
El ministro de Minas, Andrés Camacho, y el director de Prosperidad Social, Gustavo Bolívar, Alexander López del DNP y Augusto Rodríguez de la UNP, respaldaron las intervenciones de Márquez y Muhamad a pesar de la molestia creciente de Petro. “La noticia va a ser la de un gabinete roto mañana”, dijo el presidente.
En noviembre de 2024, cuando Benedetti llegó como asesor a Presidencia, Bolívar lideró a un grupo de ministros de izquierda que le pidió explicaciones a Petro por la llegada del nuevo hombre fuerte de Palacio. Esas grietas resurgieron con fuerza en la reunión de ayer, frente a un Benedetti que guardó silencio durante todo el consejo de ministros y fue defendido por Petro una y otra vez.
La molestia de Bolívar con Sarabia tuvo un nuevo episodio en el consejo televisado. En un momento, la canciller le dijo al presidente que en el último vuelo de deportados colombianos desde Estados Unidos no hubo ningún funcionario de Prosperidad Social para atenderlos. “¡Laura está mintiendo, presidente!”, gritó Bolívar desde un extremo de la mesa.
El director del DNP, López, también se sumó a sus compañeros de izquierda en el gabinete. “¿Por qué un ministro tiene que pedir permiso para hablar con el presidente?”, dijo López sobre la queja permanente de que Sarabia aislaba a Petro.
5. Petro defiende a Benedetti, privilegia el frente amplio y critica a la izquierda
El presidente respondió con firmeza a los ataques a su nuevo jefe de gabinete por parte de la izquierda. Petro dijo que las personas “merecen una segunda oportunidad”, cuestionó las críticas feministas de Muhamad en contra de Benedetti, deslegitimó la indignación de Bolívar y López, pidiéndoles no actuar como candidatos, y tachó como sectarios a los funcionarios que protestaron por su presencia.
“Benedetti tiene una especie de virtud, que es ser loco, como Bateman (…) la locura puede hacer revoluciones”, dijo Petro ante la indignación de funcionarios como Rodríguez, de la UNP, exmiembro del M19, quien le pidió al presidente no comparar a Benedetti con el difunto líder guerrillero.
Petro calificó esa indignación de “purista”. El presidente sostuvo que sin los sectores de la política tradicional, la izquierda no hubiera llegado al poder. E incluso le bajó la vara al potencial electoral del progresismo. “Si no se hace un sancocho no se gana. El sectarismo hace perder al proyecto popular. Por eso la izquierda nunca ganó”, dijo.
También les recordó que el pueblo “no es puro” y que los puros a veces se vuelven impuros, en referencia al caso de corrupción de la Ungrd.
Las críticas de Petro a la izquierda de su gabinete llegan cuando el minInterior, Juan Fernando Cristo, lo intenta convencer de entregarles ministerios y otras entidades a los partidos políticos para recomponer la coalición en el Congreso. Benedetti justamente llega a respaldar esa apuesta de Cristo, pensando en las reformas y en las alianzas para el 2026.
6:Francia Márquez se alza como la líder moral de la izquierda
La vicepresidenta, quien generalmente no suele intervenir en los consejos, aprovechó la transmisión para lanzar varios mensajes valientes al presidente. “Yo no manejo el lenguaje de la guillotina ni de las armas. Me dan miedo las armas”, le dijo Márquez a un presidente que se enorgullece de su pasado guerrillero.
Luego, Márquez lanzó una dura crítica a la paz total. “Me duele que mi gente me diga que estaba mejor antes de que yo llegara al gobierno”, le dijo Márquez a Petro luego de describir el recrudecimiento del conflicto en Suárez, Cauca, su pueblo de origen, de donde dice que ha salido baleada por los grupos armados que están “como pedro por su casa”.
La vicepresidenta volvió a reiterar las críticas contra Sarabia y Benedetti. Francia redobló la apuesta y habló sobre la idea de que los dos funcionarios siguen en el gobierno por el poder de chantaje que tienen frente al presidente.
“Estoy preocupada de que llegue gente con chantajes para socavar un sueño, que no es un proyecto de izquierda, sino un proyecto de país, de cambio y transformación”, dijo Márquez.
Para rematar, la vicepresidenta confirmó que, como lo contó La Silla, se encuentra relegada del gobierno y distante del presidente. “La gente dice que estoy relegada…y sí, tienen razón. Yo pensé que llegaba aquí a hacer su aliada”, le dijo Márquez de frente a Petro.
7. Augusto Rodríguez acepta que ha denunciado a Sarabia y Benedetti
El director de la Unidad Nacional de Protección (UNP), Augusto Rodríguez, señaló que desde la campaña presidencial denunció las actuaciones de Benedetti. “Puse las alertas cuando llegó a la campaña. Me enteré de sus artimañas para que no fuera puesto preso”, dijo Rodríguez, un viejo aliado político del presidente Petro.
Rodríguez también respaldó las palabras de Márquez y Muhamad en contra de Sarabia y Benedetti. “También hay agendas que se perciben que han tomado la senda de la corrupción. Se percibe y se siente”, dijo.
Rodríguez, como lo contó La Silla, siempre ha creído que el entorno de Sarabia es corrupto y que ha utilizado sus posiciones al interior del gobierno para hacer negocios personales. El señalamiento ha sido reforzado por las denuncias en contra del exasesor del Dapre, Jaime Ramírez Cobo, ficha de Sarabia, salpicado en el escándalo de corrupción de la Ungrd.
8. El presidente resiente cómo se resolvió la crisis diplomática con Estados Unidos
El presidente fue enfático en que, como jefe de Estado, es el encargado de dirigir la diplomacia. “La Cancillería se encarga del asunto…¡con el presidente!, que es el jefe de las relaciones exteriores”, dijo Petro dirigiéndose a la canciller Sarabia.
El énfasis de Petro es porque se sintió traicionado por los funcionarios que resolvieron sin él la crisis diplomática con Estados Unidos desatada por su decisión de detener, a través de Twitter, dos aviones que transportaban colombianos deportados, según un alto funcionario del gobierno que lo sabe de primera mano.
En el consejo televisado, Petro reafirmó su actitud confrontacional en contra del gobierno de Trump, a quien ha señalado de aplicar políticas fascistas. “Trump cree que nos arrodillamos por la mercancía, pero nosotros no somos como él. Primero llegan sin esposas, luego hablamos de negocios”, dijo el presidente a propósito de los deportados colombianos.
En entrevista con Univisión Noticias, Petro dijo que el cuarto avión de deportados llegó sin su autorización a Colombia. Y al posesionar a Sarabia en la Cancillería, Petro no tuvo ninguna palabra de agradecimiento por el excanciller Luis Gilberto Murillo, de quien se hizo cercano en la gestión de la crisis política venezolana.
Las quejas del presidente por la política exterior vienen precedidas de una reunión de Sarabia con los gremios para explorar los peores escenarios frente al gobierno Trump. En esa reunión, Sarabia les dijo a los líderes gremiales que no tiene influencia en el comportamiento del presidente ni mucho menos control de su cuenta de Twitter.
9. Un ejercicio de máxima transparencia: entre el “oso” y la audacia
El presidente demostró su capacidad para recibir duras críticas por parte de sus funcionarios. Petro escuchó cuestionamientos a sus datos para evaluar la ejecución del gobierno, balances negativos de políticas como la paz total, y serias dudas sobre el criterio que tiene para armar su equipo de gobierno.
El ejercicio del presidente contrarresta la idea de que Petro es un líder dogmático, que no soporta ninguna crítica en contra, una percepción que cultivó desde que sacó a los ministros liberales del gabinete. Entre ellos, Cecilia López, José Antonio Ocampo, Alejandro Gaviria y Jorge Iván González.
Petro escuchó con relativa tranquilidad, respondiendo también con duras críticas sobre los problemas de ejecución, y largas reflexiones con ideas aparentemente relacionadas al tema. “Sin filtros, cada cual puede juzgar. Que se siga abriendo el poder, que debe ser de todos y para todos”, escribió Cielo Rusinque, superintendente de Industria y Comercio.
Pero la posición de Rusinque no es compartida por toda la izquierda que respalda al gobierno. “Es lo más grave que ha pasado en los tres años de gobierno. Esto es una fábrica inagotable de memes. ¿Cuál es el sentido? ¿Destruyamos al gobierno? ¿Dinamitemos todo?”, le dijo a La Silla un alto funcionario del gobierno con asiento en el consejo de ministros.
10. El peso del M-19 en la autopercepción del presidente
Gustavo Petro fue un guerrillero de nivel medio durante 12 años, desde 1978 cuando ingresó al M-19 con 17 años hasta 1990 cuando se desmovilizó. Fue un período mucho más breve que su paso por el Congreso, en el que fue una figura destacada.
Sin embargo, en el consejo de ministros volvió a quedar claro el peso que tiene su pasado guerrillero en su identidad.
El M-19 es su “nosotros”. El presidente elogió a Benedetti diciendo que tenía “el toque de magia” y la “locura” de Jaime Bateman (el excomandante del M-19); cuando Muhammad dijo que su feminismo le impedía estar sentada en esa mesa con Benedettí, Petro trajo a colación cómo trataban a las mujeres en la guerrilla y a los infiltrados; mencionó la construcción del barrio Bolívar en Zipaquirá; el espíritu de sancocho de esa guerrilla, etc.
Petro se ve a sí mismo, y lo dijo en el consejo de ministros, como un revolucionario y parte de su frustración con el equipo es que su apuesta es por cambios fundacionales, no incrementales. “El presidente es revolucionario, el gobierno no”, dijo.