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La historia de cómo Uribe Vélez compró El Uberrimo y la hizo su tierra más querida

Un pedazo de esta gigante hacienda donde Uribe combina la ganadería con la política y los caballos le será vendido al gobierno para la reforma rural de Petro

La gigante hacienda El Ubérrimo del expresidente Álvaro Uribe tiene un nombre que da cuenta de cómo es su tierra: fértil y generosa: Desde que Álvaro Uribe Vélez, buen conocedor del campo, divisó aquellas tierras cordobesas quiso tenerlas. No se conformó con la herencia que su padre le dejó en el mundo ganadero antioqueño, sino que decidió conquistar la región de Córdoba, una tierra que marcaría no solo su vida personal sino también su carrera política.

Uribe Vélez se lanzó a comprar lo que luego se conocería como El Ubérrimo, en el año 1982. Era entonces un joven de 27 años y era el director de la Aeronáutica Civil, nombrado allí por el presidente Julio César Turbay. En aquellos años el país vivía una transición agitada, llena de movilizaciones políticas, alianzas y traiciones que tenía como protagonistas a los narcotraficantes, las guerrillas, los paramilitares, la Fuerza Pública y hasta el mismo Estado.

En medio de aquellos ajetreos políticos, germinaba un nuevo líder liberal antioqueño, quién, aunque muy joven, había logrado hacerse visible: Álvaro Uribe Vélez. Aquel reconocimiento también le sirvió como semilla para iniciar un proyecto personal: comprar una buena tierra en Córdoba, en el corazón del Valle del Sinú.

Esa oportunidad le llegó de la mano de Jesús María López, miembro del influyente clan político de la región. El Ubérrimo un terreno fértil y mucho más rico desde que fue equipado con un sistema de riego por parte del Incora, era una gran inversión que venía en expansión y crecimiento. El Ubérrimo no era más que una vasta extensión de tierra virgen. Allí no había cultivos, En manos de Uribe, El Ubérrimo se convertiría en una de las haciendas ganaderas más importantes de la región y del país. Cuando Uribe compró el terreno, eran 1.500 hectáreas que, por aquel entonces, parecían un mundo apartado de su realidad política.

Uribe Vélez tenía una historia ligada al campo. Su padre, Alberto Uribe Sierra, uno de los caballistas y ganaderos más reconocidos del país, ha sido era un hombre dedicado a comprar y vender tierra en Antioquia y en Córdoba. Aunque la tragedia los tocó y su papá fue asesinado por la guerrilla en 1983, ya había dejado en sus hijos el amor a la vida rural y ganadera. Desde que Uribe Vélez vio El Ubérrimo, este no solo representó un proyecto personal, sino también un homenaje a su pasado.

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Años después el Ubérrimo fue mucho más que una hacienda de descanso de los Uribe Moreno. La casona principal de la propiedad se convirtió en su centro de operaciones políticas. Era cotidiano que el político paisa convocara reuniones de alto perfil político y empresarial en su hacienda las cuales marcarían su carrera política y el camino hacia la gobernación de Antioquia. Fue el lugar donde forjó las alianzas que lo llevaron a la Presidencia de la República. Sin embargo, su vida política no se detuvo en la gigante hacienda de Córdoba.

La relación con la familia López, los políticos que le vendieron la finca, se fortaleció con los años, especialmente cuando el ganadero y político paisa empezó a proyectarse como líder nacional. El apoyo del clan cordobés fue crucial durante la campaña presidencial de 2002. La familia López alineó los votos de Córdoba en favor de antioqueño amante a los caballos de paso fino. Aquel negocio de tierras se transformó en una sólida amistad política que le permitió a Uribe consolidar un liderazgo que se extendió más allá del departamento.

El Ubérrimo no solo fue un centro de concentración política. La gigante finca se convirtió luego en su refugio. Aquella hacienda donde tiene sus mejores animales paso a ser un espacio en el cual en los momentos de mayor agitación política, encontraba paz y sosiego.

Allí, rodeado de ganado y caballos ha sido también un escape de la vida pública. Fue en El Ubérrimo donde pasó junto a su esposa e hijos los meses más críticos de la pandemia. El Ubérrimo es hoy un espacio menos político, donde el expresidente se convierte en hombre de campo, ganadero y criador de caballos, su más grande hobby que lo mantiene fuera de los reflectores.

La figura de Álvaro Uribe, sus fincas y su vida privada se convirtieron en mitos de la vida política de Colombia. El Ubérrimo no es solamente es la historia de una tierra fértil en manos de uno de los hombres más influyentes del país sino es la historia de cómo la política, el poder y el campo se entrelazan a lo largo de décadas.

Mientras que Uribe sigue siendo un protagonista de la política colombiana, que influye en las decisiones de sus seguidores, El Ubérrimo también es un lugar protagónico, no solo en la vida del expresidente, sino también en la memoria del país.

Hoy, cuando El Ubérrimo vuelve a ser noticia, por cuenta del negocio que están adelantando el presidente Gustavo Petro y el expresidente Álvaro Uribe, por 200 hectáreas de aquella finca, por las que el gobierno pagaría más de tres mil millones de pesos, vuelve a la memoria que en Colombia el poder también se expresa en el número de hectáreas que se poseen.

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