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La Gran Alianza: el nuevo cartel que emerge tras el secuestro del niño Lyan y desata una guerra narco en el suroccidente colombiano

El secuestro del niño Lyan José Hortúa Bonilla, ocurrido el pasado 3 de mayo en Jamundí, no fue un caso aislado ni un simple acto de extorsión. Detrás del doloroso hecho se esconde una poderosa estructura criminal en plena reorganización: “La Gran Alianza”, una coalición de viejos capos del narcotráfico que ha encendido las alarmas en el centro y sur del Valle del Cauca.

Una carta enviada a la redacción de La Revista SEMANA, respaldada por fuentes de inteligencia y testimonios de la zona, revela que el secuestro del menor fue solo la punta del iceberg de un plan cuidadosamente orquestado por esta naciente organización, que agrupa a figuras del hampa como alias 06, La R, Mueble Fino y Diego Rastrojo, antiguos jefes del cartel del norte del Valle.

Una deuda millonaria que encendió la mecha

La madre del menor, identificada como Angie Bonilla y apodada en el mundo criminal como “la Barbie Vanessa”, habría incumplido con una deuda de más de 37.000 millones de pesos correspondiente a bienes y dinero pertenecientes a narcos extraditados. Esta presunta traición desencadenó el secuestro, originalmente planeado contra su pareja sentimental, Jorsuar Suárez, padrastro del niño.

Las investigaciones señalan que el rapto fue ejecutado por hombres de La Gran Alianza y luego entregado a la disidencia de las FARC conocida como Jaime Martínez, con quien ahora operan en alianza estratégica. “La disidencia les da respaldo territorial, pero los sicarios son de La Gran Alianza”, señala el documento.

Viejos conocidos del narco, de regreso al ruedo

Entre los nombres que figuran en esta poderosa estructura criminal están alias Alacrán Jr., Pipe Tuluá, Guacamayo, Comba y Diego Rastrojo, este último conocido por haber sido lugarteniente de alias Jabón. Todos habrían participado en una serie de reuniones en Cali, Jamundí y Zarzal para reorganizar el negocio de la cocaína en la región.

“La guerra apenas comienza”, advierten fuentes ligadas a los carteles del Valle. La prioridad de La Gran Alianza sería liquidar las deudas de testaferros y recuperar territorios, incluso a sangre y fuego. La carta también vincula a varios fiscales y generales con esta organización, lo que explicaría la lentitud en el avance de las investigaciones.

Una historia que viene de atrás

El asesinato de Mauricio Guerrero, alias Muelas, en 2019, estaría conectado con la misma red criminal. Muelas era, según la denuncia, el testaferro de “Chiqui”, madre de Lyan. Se habría negado a devolver una flota de buses propiedad de Diego Rastrojo, y por eso fue entregado a alias Mueble Fino, quien ordenó su ejecución tras un falso operativo en complicidad con policías activos.

Las similitudes con el caso actual son inquietantes: mismo sector, mismos actores, misma brutalidad. La historia de Lyan destapa no solo un crimen atroz, sino el resurgir de una organización que promete sembrar terror en una de las regiones más golpeadas por el narcotráfico.

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