En una operación conjunta entre la Seccional de Investigación Criminal de Casanare (SIJIN) y la Fiscalía Especializada de Bogotá, se logró desarticular una estructura criminal vinculada al Grupo Armado Organizado residual (GAO-r) Frente 56 “Héroes del Cusiana” de las disidencias de las FARC. La ofensiva incluyó dos allanamientos realizados en Monterrey (Casanare) y Villavicencio (Meta), que permitieron la captura en flagrancia de nueve personas, entre ellas alias “Gavilán” o “Pichón”, señalado de liderar el frente criminal.
El primer operativo se realizó el pasado 3 de mayo en la vereda Buenavista de Monterrey, donde fueron capturados tres presuntos integrantes de la Red de Apoyo al Terrorismo del Frente 56. En el lugar se incautaron celulares, munición, elementos explosivos, chalecos tácticos y panfletos alusivos al grupo armado.
El segundo allanamiento tuvo lugar el 26 de mayo en la vereda El Delirio de Villavicencio, donde se capturaron seis personas, incluyendo a alias “Gavilán” o “Pichón”, señalado de ser designado por alias “Pescado” para comandar la reactivación del Frente 56. En su historial criminal figura una militancia de 15 años en el ELN antes de unirse a las disidencias de las FARC. Está vinculado a múltiples hurtos en fincas y presenta procesos judiciales por rebelión, tráfico de armas y fuga de presos.
Durante la diligencia en Meta se incautaron un fusil 5.56, una pistola 9 mm, munición, radios de comunicación, vestimenta tipo militar, panfletos y cartas de propaganda, además de equipos electrónicos.
Entre los capturados también se encuentran alias “Panero”, de nacionalidad venezolana, presunto ejecutor de hurtos armados en Arauca y Casanare; alias “Karla” y alias “Wendy”, encargadas de seducir víctimas por redes sociales para facilitar hurtos o secuestros; alias “Anderson”, quien habría sido reclutado tras desertar del Ejército y transportaba armas entre Bogotá, Meta y Casanare; y alias “Carlos Pelanga”, señalado de facilitar información sobre finqueros y comerciantes con alta capacidad económica para extorsionarlos.
La operación representa un contundente golpe a las intenciones de reorganización del Frente 56 y su alianza con otras estructuras residuales como los frentes 28 y 10 de las disidencias de las FARC en el oriente colombiano.