El Gobierno de Bogotá, encabezado por el alcalde Gustavo Petro, generó controversia tras la realización de un masivo concierto en apoyo a Palestina en la emblemática Plaza de Bolívar. A pesar de la millonaria inversión destinada al evento, que incluyó la contratación de reconocidos artistas locales e internacionales, la asistencia del público fue significativamente menor de lo esperado.
El evento, que tenía como objetivo manifestar solidaridad con el pueblo palestino, atrajo a una audiencia notablemente reducida, según reportes de asistentes y medios locales. Iniciado a las 5 de la tarde, el concierto se prolongó por varias horas sin alcanzar la capacidad máxima de la plaza, dejando visibles espacios vacíos en el área designada para el público.
Entre los artistas que se presentaron destacaron nombres de la escena musical colombiana e internacional, quienes expresaron su apoyo a la causa palestina a través de sus interpretaciones. Sin embargo, la falta de una multitud considerable ha suscitado críticas hacia la gestión del evento por parte de la administración de Petro, especialmente en cuanto a la planificación y promoción del mismo.
Representantes del gobierno local han defendido la iniciativa como un acto de solidaridad internacional y un llamado a la conciencia global sobre los derechos humanos. A pesar de la respuesta tibia del público, señalaron que el evento cumplió con el propósito de visibilizar la situación en Palestina y promover el diálogo sobre el conflicto.
Este episodio ha reavivado el debate sobre el uso de recursos públicos para eventos de esta naturaleza, especialmente en un contexto de austeridad fiscal y prioridades sociales urgentes en la capital colombiana.