En un contexto de creciente controversia, el presidente Gustavo Petro se encontraba hoy en Buenaventura, enfrentando acusaciones de corrupción que involucran a su gobierno en presuntas prácticas indebidas para asegurar la aprobación de reformas sociales. En una declaración enérgica, Petro rechazó categóricamente las acusaciones que surgieron tras el escándalo en la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres, implicando a exfuncionarios de su administración.
«El presidente no se ha robado un peso», afirmó Petro, defendiendo la integridad de su gobierno ante las afirmaciones de corrupción. A su vez, lanzó un desafío directo a los parlamentarios implicados: «Ojalá que no haya parlamentarios que hayan recibido cupos indicativos de contratación que yo mismo denuncié. Y si ocurrió, se van para la cárcel».
La discusión se centró en la reforma pensional, donde Petro destacó la complejidad del proceso legislativo que, según él, demoró dos años. Además, cuestionó la ética de los legisladores que supuestamente recibieron fondos durante campañas electorales, señalando a empresas como Keralty, dueña de Colsanitas, como posibles financiadoras.
«¿Cómo así que compramos? ¿Dónde está la ley de la reforma a la salud? ¿No la hundieron?», preguntó de manera retórica el mandatario, refutando las acusaciones que han desatado una tormenta política en su contra.
Este escándalo representa un desafío significativo para la administración de Petro, quien se ve presionado por mantener la confianza pública y enfrentar las investigaciones que podrían tener repercusiones duraderas en su gobierno.
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