La belleza de una persona no se mide por su apariencia, sino por la grandeza de su corazón. Así lo demuestra Elsa Marina Villamil Alvarado, conocida por muchos como «la pecas», quien celebra 40 años de inquebrantable servicio social en Yopal. Su vida es un testimonio de amor y dedicación hacia los más necesitados, un ejemplo de que no se necesita riqueza ni poder para dejar huella en este mundo.
Desde los oficios religiosos en la Catedral San José hasta el hospital y diversas actividades solidarias, Elsa ha estado presente, brindando apoyo y esperanza a quienes más lo requieren. Su pasión por ayudarla llevó incluso a incursionar en la política como candidata al concejo de la capital de Casanare.
A pesar de las adversidades, su compromiso con el bienestar de los demás nunca ha flaqueado. «No puedo sentarme a llorar; lo que hago para superar las crisis es darle gracias a Dios y salir a hacer el bien», afirma con una convicción que inspira.
Elsa ha dedicado su vida a realizar favores que, aunque sencillos, son de un valor incalculable. Desde tramitar órdenes de traslado hospitalario hasta conseguir citas con especialistas o inscripciones en el SISBEN, su entrega no conoce límites. Su labor ha tocado innumerables vidas, proporcionando consuelo en momentos de crisis.
Hoy Elsa reflexiona sobre su trayectoria, recordando las noches de desvelos cuidando a pacientes y los viajes en ambulancia a otros departamentos. A pesar de los momentos difíciles y las críticas, continúa al servicio de quienes la necesitan, resaltando siempre la luz de esperanza que encuentra en su fe y en la comunidad que la rodea.
«Si necesitan ayuda, avísenos. No hay problema. Hemos llegado a las personas más vulneradas y necesitadas», concluye con un llamado a la solidaridad y a la unidad en la comunidad. Su vida es un verdadero ejemplo de servicio y amor, recordándonos que, a veces, lo que más se necesita es un corazón dispuesto a ayudar.
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