A pesar de las crecientes denuncias sobre fraude electoral y la represión brutal bajo el régimen de Nicolás Maduro, el Papa Francisco ha optado por mantener un perfil bajo y no comentar públicamente sobre estos temas.
Desde las recientes revelaciones de fraude en las elecciones venezolanas y la escalada de violencia contra los opositores del gobierno, muchos han esperado una posición más contundente por parte de la máxima autoridad de la Iglesia Católica. La falta de declaración del Papa ha sido recibida con gran descontento por parte de los críticos, que consideran su silencio como una forma de complicidad con la situación actual en Venezuela.
Las redes sociales se han llenado de llamados a la acción y reproches, destacando la necesidad de una postura más firme y humanitaria frente a las violaciones de derechos humanos. El silencio papal ha generado un debate intenso entre los defensores de los derechos humanos y aquellos que buscan una intervención moral y política más activa de la Iglesia en la crisis venezolana.