El papa Francisco, de 88 años, sufrió una caída este jueves en su residencia de la Casa de Santa Marta, en el Vaticano, lo que le provocó una contusión en el antebrazo derecho, aunque no se reportaron fracturas. Según el comunicado oficial emitido por el Vaticano, el brazo fue inmovilizado como medida de precaución.
A pesar del accidente, el pontífice mantuvo su agenda programada y recibió en audiencia a dos delegaciones, una de religiosos albaneses y otra de argentinos, donde se le vio portando un cabestrillo en el brazo afectado.
Francisco ha enfrentado varios problemas de salud en los últimos años, incluidos episodios de bronquitis y complicaciones de movilidad que lo han llevado a usar una silla de ruedas o un bastón para desplazarse. En diciembre pasado, el papa sufrió otra caída en su habitación que le dejó un hematoma en el rostro, alimentando especulaciones sobre su estado físico.
La salud del pontífice bajo escrutinio
La salud del papa Francisco ha sido objeto de constantes rumores, especialmente tras la renuncia de su predecesor, Benedicto XVI, en 2013. Sin embargo, Francisco ha reiterado en múltiples ocasiones que no tiene intención de dimitir, incluso después de episodios recientes que evidencian las limitaciones propias de su edad.
En sus memorias recién publicadas, Esperanza, el pontífice afirmó: “Estoy bien. La realidad es, sencillamente, que soy viejo”. En el libro, también asegura que ni siquiera consideró renunciar tras someterse a dos cirugías importantes en los últimos años: una en 2021 para tratar una diverticulitis y otra en 2023 para reparar una hernia.
Francisco, quien cumplió 88 años en diciembre, sigue comprometido con su labor pastoral a pesar de las dificultades físicas. Su decisión de continuar al frente de la Iglesia católica reafirma su voluntad de superar las adversidades y permanecer como líder espiritual de más de 1.300 millones de fieles en todo el mundo.