El futuro político del petrismo está en juego mientras crecen las tensiones internas por la conformación de las listas legislativas. La consulta interna y una decisión del CNE serán claves.
El Pacto Histórico, coalición que llevó a Gustavo Petro a la Presidencia, enfrenta una creciente disputa interna por la estructuración de las listas al Congreso para las elecciones de 2026. Aunque en el plano público el foco está en los debates de reforma laboral y consulta popular, dentro del bloque oficialista se libra una intensa pugna por la representación política.
El debate gira en torno a cómo se conformarán las listas cerradas para Senado y Cámara, en medio de un ambiente marcado por la desconfianza entre los sectores que integran la coalición. A pesar del compromiso con la paridad de género y la unidad programática, las colectividades temen que se repita la concentración de poder que marcó la selección de candidatos en 2022.
Uno de los principales factores de tensión es la incertidumbre jurídica sobre si el Pacto podrá convertirse en un partido único. La reforma que permitiría el transfuguismo fue archivada, y ahora todo depende de lo que decida el Consejo Nacional Electoral (CNE). Si el fallo es negativo, las agrupaciones deberán ir por separado, arriesgando su capacidad de alcanzar el umbral electoral y mantener la personería jurídica.
Mientras tanto, la coalición evalúa realizar una consulta interna el 26 de octubre para definir tanto los candidatos como el orden en las listas. Esta propuesta es vista como una salida a los choques internos y una herramienta para garantizar mayor transparencia y participación equitativa.
El Polo Democrático ha exigido una representación amplia, argumentando su trayectoria como partido histórico de izquierda: pide al menos ocho posiciones entre los primeros lugares del Senado. Colombia Humana, por su parte, reclama su derecho a liderar las listas por haber avalado la candidatura presidencial de Petro. La Unión Patriótica también solicita participación destacada como retribución a su apoyo incondicional al gobierno.
Aunque la cabeza de lista al Senado y en las regiones será definida directamente por el presidente Petro, el verdadero pulso político se jugará en los puestos subsiguientes, donde se espera una alta congestión de aspirantes. Muchos actuales congresistas quieren repetir curul, mientras nuevas figuras buscan abrirse paso.
Nombres como los de María Fernanda Carrascal y David Racero suenan con fuerza para el Senado. En la Cámara, Heráclito Landinez podría encabezar la lista por Bogotá, mientras que María José Pizarro volvería al Congreso si no decide aspirar a la Presidencia.
El desafío es doble: mantener la cohesión del bloque y asegurar un resultado electoral que no retroceda frente al logrado en 2022. Sin embargo, analistas advierten que el desgaste del gobierno podría traducirse en menor votación, lo que pondría en riesgo la reelección de varios actuales legisladores si quedan en posiciones bajas.
La disputa por las listas legislativas es, en esencia, el primer termómetro político de cara a 2026. La consulta de octubre y la definición del CNE no solo marcarán el rumbo del Pacto Histórico, sino también el equilibrio de fuerzas dentro del proyecto político que aún lidera el petrismo.