Petro se anticipa a un posible revés judicial y lanza advertencia al Consejo de Estado en defensa de su fiscal
En una nueva muestra de tensión entre el Ejecutivo y el sistema judicial, el presidente Gustavo Petro encendió las alarmas desde el Vaticano ante la posibilidad de que el Consejo de Estado anule la elección de Luz Adriana Camargo como fiscal general de la Nación, una funcionaria alineada con su visión política y cuya legitimidad ya ha sido cuestionada desde diversos sectores.
Desde Roma, Petro publicó un mensaje en el que calificó como “extremadamente grave” un eventual fallo en contra de Camargo, sugiriendo que la Fiscalía podría volver a estar en manos del denominado “cartel de la toga” y de fiscales presuntamente ligados al narcotráfico. Sin ofrecer pruebas concretas, el mandatario deslizó acusaciones de alto calibre, lo que ha sido interpretado como un intento de presionar a los magistrados y deslegitimar anticipadamente cualquier decisión desfavorable a su gobierno.
El Consejo de Estado, por su parte, avanza con celeridad en el proceso de nulidad de la elección de Camargo, para lo cual ya ordenó una sentencia anticipada, argumentando que los elementos de prueba son documentales y suficientes para fallar sin audiencia pública. La demanda sostiene que la elección violó normas de procedimiento, y la defensa de la Presidencia —que alegaba la supuesta ineptitud de la demanda— fue rechazada por el alto tribunal.
Este nuevo capítulo revela un preocupante patrón de enfrentamiento del presidente con las instituciones judiciales cuando sus decisiones o nombramientos son cuestionados. Petro, en lugar de respetar la independencia de los poderes, opta por lanzar discursos incendiarios desde el exterior, en los que mezcla denuncias de corrupción pasadas con insinuaciones sin fundamento, intentando posicionarse como víctima de un “bloque de poder” que lo quiere frenar.
Cabe preguntarse si lo que realmente le preocupa al mandatario es la institucionalidad o la pérdida de control sobre uno de los cargos más sensibles del Estado. Camargo, recordemos, fue elegida en medio de críticas por su cercanía con el Palacio de Nariño y su falta de independencia.
La democracia se defiende respetando los contrapesos, no señalándolos como enemigos. La justicia no puede estar al servicio del poder de turno.
