El alcalde electo recuerda la figura del gran líder liberal: “Soy diferente y nunca me voy a comparar con él, pero siempre actuaré pensando en cómo puedo ser consecuente y coherente con su lucha, soy consciente de que se truncó cuando lo asesinaron”.
El triunfo de Carlos Fernando Galán en la alcaldía de Bogotá evoca con nostalgia la figura de su papá, Luis Carlos Galán, asesinado en la campaña presidencial en 1989. En este momento, él tenía apenas 12 años. “No sé qué me diría, pero espero que esté orgulloso”, le dijo el alcalde electo a Vicky Dávila en entrevista con SEMANA. “Espero que esté orgulloso, que me guíe, que me ayude, que pueda pensar en él para que me dé luces sobre lo que hay que hacer y cómo hacerlo”, puntualizó.
El hoy alcalde electo habló en extenso y con el corazón de la figura de su padre. “Soy diferente y nunca me voy a comparar con él, pero siempre actuaré pensando en cómo puedo ser consecuente y coherente con su lucha, soy consciente de que se truncó cuando lo asesinaron. Fue una ilusión para el país, y la gente dice que ojalá esos proyectos continuaran y tengo que trabajar para estar acorde con eso”.
Pero agregó que “también tengo que ser Carlos Fernando y que la gente vea en mí lo que he hecho, la lucha que he dado y lograr que me acompañen. Aunque mi papá siempre ha sido mi referente, la gente también está diciendo: “Lo elegimos a usted, entonces, vea qué va a hacer, porque no depende de su papá, depende de usted lo que va a hacer en Bogotá”.
“En campaña, en la calle me decían: “Mire, yo voto por usted porque usted no solo tiene una responsabilidad con los ciudadanos y Bogotá, sino con su papá”. Eso me impactó y el piano se pone más pesado. Pero estoy listo. El lunes fui a la emisora del Pedagógico, donde estudié, y me sentí con una energía distinta, que no había sentido durante toda la campaña”, señaló.
Galán habló del extraordinario papel que cumplió su mamá en su vida. “Ella me inspira a mí. Es fortaleza. La gente la ve como débil, tímida, pero es de hierro. Gracias a eso, estoy aquí. Después de lo que nos pasó, la fortaleza de ella fue lo que me hizo seguir adelante”, dijo.
Y contó la falta que le hizo tener a su papá al crecer. “Mi mamá actuó como mamá y papá. Pero sí hubo momentos en la adolescencia, cuando uno está empezando a salir con la novia, en los que me hubiera gustado tener los consejos de mi papá en ese momento”. narró.
Dijo que todos esos consejos de amor tuvo que recibirlos de sus hermanos. Y que evitó contarle muchas de esas cosas a su mamá. “La verdad, era difícil, me costaba un poquito. Soy muy tímido, mi papá era muy tímido, y me habló de eso muchas veces y me dio consejos. Entonces, mis hermanos, por ejemplo, me molestaban con compañeras del colegio y me ponía histérico, bravo. Y un día mi papá me dijo: “Cuando te vuelvan a decir algo por Viviana, diles sí, me gusta, ¿y qué?”. Y yo le decía: “No, pero cómo voy a decir eso, papá, no puedo”. Él me decía: “Dígales eso a ver qué pasa, ensaye otra cosa”. Efectivamente lo ensayé y se quedaron sorprendidos, no me volvieron a molestar”.
“Él me decía que era tímido y le costaba trabajo, pues yo sabía: soy tímido, necesito que me ayude a ver cuáles son los tips de cómo maneja uno la timidez en esos escenarios. Y, además de eso, también hubiera querido tenerlo en la universidad, cuando estaba estudiando, cuando escogí la carrera. Mi papá hubiera querido ser profesor. Él decía que después de la presidencia, si hubiera logrado llegar, hubiera querido ser profesor. Se habría dedicado a la docencia. Entonces, tener un profesor en la casa como él, que me ayudara a tomar esas decisiones, a estudiar, por ejemplo. Yo me sueño hablar con mi papá sobre historia de Colombia. Y hay momentos difíciles y también felices en los que hubiera querido tenerlo en la vida. Por ejemplo, en mi matrimonio, que viera nacer a mis hijos, eso le cuesta a uno trabajo, es muy duro”.
Galán contó que el día que cumplió 46, le impactó saber que ya había vivido más que su papá. “Me parece que a él le faltó todo por vivir. Me siento muy joven todavía, siento que tengo todo por delante. Digo: increíble. Él se veía, la verdad, golpeado, él se veía mayor, parecía mayor de 45 años cuando murió, porque obviamente su carrera política fue muy intensa, muy dura. Me imagino vivir esas amenazas sin poder hablar con la familia como hubiera querido, solamente con mi mamá, debe ser duro tragarse todas esas cosas”.
Redacción R.S.