Por: Germán Vargas Lleras
Si el balance del Gobierno en el frente económico al que me referí la semana pasada es desastroso, no lo es menos en el frente social y político y en particular de la seguridad y la ‘paz total’.
Comencemos por los indicadores de pobreza sobre los cuales quiere construir el señor Petro su narrativa de éxito de sus políticas públicas. La verdad es que poco o nada tiene que ver Petro con este desempeño, por lo menos hasta el 2024, cuando anticipó que comenzaremos, muy a nuestro pesar, a ver retrocesos fuertes. Porque la verdad es que los movimientos en la tasa de pobreza están estrechamente ligados a los cambios en la tasa de desempleo. Cuando esta sube, como es obvio, cae el ingreso de los hogares, por lo que sube la tasa de pobreza.
En 2020, la tasa de pobreza subió del 35,7 al 42,5 % porque la tasa de desempleo ese año subió del 10,9 al 16,7 %. Desde ese año, la tasa de desempleo ha venido cayendo, producto del crecimiento de la economía en 2021 y 2022, lo que generó reducciones de la tasa de desempleo por dos años consecutivos (13,8 % en 2021,11,2 % en 2022). Sin embargo, el estancamiento económico observado en 2023, resultado en buena parte de las medidas del propio Gobierno, empezó a subir la tasa de desempleo desde agosto de 2023, por lo que con seguridad las cifras de pobreza se revertirán este año. Entonces nada de sacar pecho con este indicador. Mal en el tema del empleo y también mal en el frente de la reducción de la pobreza.
Estos dos años sí sirvieron para acabar con el sistema de salud. Sin necesidad de reforma legal, el Gobierno ya consiguió estatizar el sistema tras haberlo asfixiado. La salud de siete de cada diez colombianos está hoy en manos de entidades controladas por el Gobierno. El balance no podía ser peor. Las quejas se han multiplicado, ya vamos por más de 50.000 mensuales, la vacunación, elemento clave del sistema de prevención, ha caído en todo el territorio nacional, 185.000 casos de dengue reportados dan cuenta del fracaso de la nueva política. Y lo peor, la falta de medicamentos que terminará en una catástrofe sanitaria, responsabilidad exclusiva del Gobierno. Ni qué decir del fracaso con el piloto en la salud de los maestros, hasta ahora intocables.
Las deudas del sistema siguen acumulándose, y la siniestralidad ya supera el 112 %. Todo esto a pesar de haber implementado la política de giros directos que nos vendieron como la solución a todos los problemas.
Y cómo cerrar este balance negro sin referirme a la malograda ‘paz total’. Después de 28 acuerdos, las negociaciones con el Eln se encuentran paralizadas por causa de las exigencias de este grupo que ha resuelto apretar y humillar al Gobierno fijando plazos perentorios para que les levanten el estatus de terroristas y el Estado pase a sostenerlos. Así mismo, me pregunto en qué consistirá la propuesta económica secreta acordada con ellos y su compromiso de viabilización. ¿Qué será lo que realmente se está negociando y ya se entregó en esta mesa? ¿El modelo económico, la propiedad privada, la Constitución Nacional?
Esta semana también tenemos en el menú de la ‘paz total’ un paro armado indefinido del Eln en el Chocó, donde, al igual que en Cauca y en todos los sitios donde tienen presencia, ya gobiernan. El secuestro de 100 soldados de élite en el Guaviare por una agrupación campesina claramente controlada por las disidencias de las Farc. Un episodio bochornoso para las Fuerzas Militares, todo en medio del cese del fuego, que por lo visto solo opera en una vía.
No hay un resultado concreto en ninguno de los 9 frentes de negociación con estas organizaciones de narcotráfico y, como es natural, los cultivos de droga crecen exponencialmente, alcanzando la cifra de 250.000 hectáreas. Este y la pérdida de control en más del 30 % del territorio son los reales resultados de estas negociaciones de la ‘paz total’. En esto no hay que engañarse: hemos retrocedido 25 años en tan solo dos. Con razón la gran mayoría de colombianos siente que su principal preocupación es la inseguridad, que estamos perdiendo el territorio y que la paz va por muy mal camino.
De lo económico saldremos con enorme esfuerzo a partir de 2026, pero el legado de Petro en los temas de orden público será irreparable. Pero no todo son malas noticias. Esta semana tuvimos la visita de Harry y Meghan y también el cabezazo de cambiar el escudo nacional.