El escándalo estalló este fin de semana y la reacción fue inmediata: Dumar Guevara, viceministro de Igualdad, no va más en su cargo. La filtración de unos explosivos chats de WhatsApp, donde se refiere a Andrea Petro —hija del presidente Gustavo Petro— como “HP”, terminó costándole el puesto. Sin embargo, dentro del Ministerio y en sectores políticos se interpreta la movida como otro ajuste interno del petrismo, donde la lealtad absoluta es la regla.
Guevara, un joven economista con especialización en alta dirección del Estado, no se presentó este martes al Ministerio y ya fue notificado de su salida. La caída del funcionario coincidió con la publicación de los mensajes revelados por El Colombiano, escritos en agosto de 2025, cuando Andrea Petro y su madre, Mary Luz Herrán, visitaron el Ministerio para hablar de programas de migración y discapacidad con la viceministra de las Mujeres, Charlotte Callejas.
En los chats, Guevara critica abiertamente la visita y lanza insultos contra Andrea Petro y Mary Luz Herrán, a quienes acusa de sacarlo en su momento de la fundación de migrantes por “falta de confianza”. La reacción del Gobierno fue inmediata: el domingo 7 de diciembre, Petro habría llamado al ministro de Igualdad, Juan Florián, para exigirle la renuncia del viceministro.
Los mensajes muestran la fuerte tensión interna que existe en el Ministerio y exponen un ambiente cargado de rivalidades y resentimientos. Sin embargo, también dejan ver algo más profundo: la estructura del Ministerio de la Igualdad funciona bajo una línea de absoluta obediencia al presidente y a su círculo familiar, por lo que esta “renuncia” parece más un golpe de autoridad y control que una simple defensa al respeto.
Andrea Petro guardó prudencia y solo afirmó que “nadie merece ser tratado con insultos”. Su madre, Mary Luz Herrán, señaló que los chats “demuestran la vulnerabilidad en la que estamos”.
Mientras tanto, Petro evitó pronunciarse, pero actuó. Para él y su entorno más cercano, es “inconcebible” que un alto funcionario insulte a su familia. Sin embargo, su silencio también deja abierta la lectura de que esta salida no marca solo un reproche, sino una recomposición interna del poder en un Ministerio que ha sido polémico desde su creación.











