El Banco de la República confirmó que Colombia no continuará con la Línea de Crédito Flexible (LCF) del Fondo Monetario Internacional (FMI), decisión que responde —según la entidad— a la fortaleza de las reservas internacionales del país, que alcanzan USD 65.500 millones. Sin embargo, voces políticas y económicas advierten que el país queda sin un blindaje externo en medio de riesgos fiscales.
La LCF, aprobada en abril de 2024 por un monto de USD 8.100 millones y con una vigencia de dos años, había sido concebida como un mecanismo precautorio para enfrentar choques externos. No obstante, el acceso a sus recursos ya se encontraba suspendido desde abril de 2025, tras la evaluación del FMI bajo el Artículo IV.
El gerente del Banco de la República, Leonardo Villar, sostuvo que la decisión no tendrá repercusiones financieras:
“El nivel de las reservas internacionales es lo suficientemente fuerte para haber sustentado la decisión, por lo que no tendrá implicaciones crediticias relevantes”.
El Emisor también aclaró que la cancelación del acuerdo no afecta los pagos pendientes del desembolso realizado en 2020, cuya última cuota se cancelará en diciembre de 2025.
Reacciones y críticas
La medida ha generado un fuerte debate en el país:
La exvicepresidenta Marta Lucía Ramírez advirtió que Colombia “se aleja de la estabilidad lograda en 2018-2022” y calificó la decisión como “un paso al abismo económico”. La economista Adriana Oviedo alertó que, sin el respaldo del FMI, “el foco de las agencias de riesgo se centra en el déficit fiscal y la rigidez del gasto”, lo que obligaría a un ajuste forzoso. La excónsul Claudia Bustamante tildó de “gravísima” la noticia, señalando que Colombia “pierde confianza internacional, con más riesgo, más costo y más incertidumbre económica”.
Mientras tanto, el Banco de la República insiste en que el diálogo con el FMI continúa abierto y que la solidez de las reservas es suficiente para sostener la decisión.