Durante el Gobierno de Gustavo Petro han muerto 899 niños por desnutrición en Colombia. Aunque la cifra es aterradora, el presidente poco se pronuncia sobre esta tragedia. ¿Qué está pasando?
En Colombia, el hambre infantil tiene rostro, edad y territorio. En los últimos tres años han muerto 989 niños menores de 5 años por causas relacionadas con desnutrición aguda. De ellos, aproximadamente 899 fallecieron bajo el Gobierno de Gustavo Petro, el mandatario que ha condenado con fuerza lo que ha llamado “genocidio contra niños palestinos” en Gaza, pero que guarda silencio ante la tragedia que se extiende en su propio país.
“No puede haber justificación alguna para asesinar niños”, dijo Petro el pasado 13 de octubre de 2023, al denunciar los bombardeos israelíes. Sin embargo, en Colombia los niños también mueren, no por explosivos, sino por una omisión estructural: hambre, abandono institucional, negligencia y corrupción. Y el presidente no ha dicho nada.
Se rastreó los reportes oficiales del Instituto Nacional de Salud y encontró que, entre 2020 y junio de 2025, 94.691 niños han sido diagnosticados con desnutrición aguda en Colombia. Si se suman los reportes más recientes hasta el 8 de junio de 2025, la cifra asciende a 104.872 casos, una población equivalente a dos estadios llenos de niños que están literalmente muriendo de hambre.
Por Gobiernos, el balance es devastador. Durante el mandato de Iván Duque, entre 2020 y agosto de 2022, se registraron 47.593 casos de desnutrición aguda infantil. En esos mismos años murieron 160 niños en 2020, 197 en 2021 y aproximadamente 90 en 2022.
Con la llegada del Gobierno de Gustavo Petro en agosto de 2022, las cifras no descendieron como prometió en campaña. Por el contrario, la tendencia se ha mantenido e incluso ha crecido.
En 2022, desde la llegada del nuevo Gobierno, murieron 257 niños. Mientras que en 2023 se reportaron 23.081 niños con desnutrición aguda y 301 murieron, en 2024 fueron 24.017 casos y 262 muertes. En lo corrido de 2025, ya van 10.181 menores con desnutrición aguda y 79 fallecidos, hasta la semana del 8 de junio.
En total, 899 niños han muerto de hambre desde que Petro llegó a la presidencia. Las cifras de su Gobierno no solo desmienten sus discursos optimistas, sino que contradicen lo dicho en consejos de ministros televisados, en los que el mandatario aseguró que los indicadores sociales están mejorando. El rostro más visible de esta tragedia es La Guajira.
Desde 2020 han muerto allí 312 niños menores de 5 años por desnutrición, 141 de ellos desde 2023. En cinco años, 10.709 niños han sido diagnosticados con hambre aguda. La situación ha empeorado: 1.117 casos en 2020, 1.290 en 2021, 1.954 en 2022, 2.776 en 2023, 2.848 en 2024 y 724 solo hasta mitad de 2025.
Jairo Aguilar detalló qué está pasando en su territorio y reveló un problema que va más allá de tener un plato de comida en la mesa. “Sigue siendo preocupante, sobre todo si miramos que a pesar de la disminución, bastante significativa, hay que seguir trabajando en temas de servicio de agua potable”.
Y, claro, es que en ese departamento las cifras de mortalidad de niños menores de 5 años por hambre llegaron a un pico de 91 casos en 2022. Pero desde ahí comenzó a descender a 66 en 2023, 29 en 2024 y 16 este año.
Sin embargo, los reportes de niños que en los últimos cinco años han padecido el hambre aguda son de 10.709, y los datos reflejan que el problema, en vez de disminuir, ha ido en ascenso: 1.117 en 2020, 1.290 en 2021, 1.954 en 2022, 2.776 en 2023, 2.848 en 2024 y 724 en 2025.
“Debemos reconocer las dificultades que tenemos como territorio. Este es el único desierto habitado del país y el más habitado de Latinoamérica, y eso tiene unos retos enormes”, afirmó el gobernador.
Eso es desde tener agua potable hasta una oferta adecuada en servicios básicos, y resolver las necesidades básicas insatisfechas de más de un millón de guajiros.
“Hemos hecho un esfuerzo muy grande en el tema de agua potable. Es que cuando tenemos ola invernal para nosotros es muy complejo, porque se creería que por tener agua podemos resolver los problemas. Pero no es así, porque las enfermedades diarreicas se disparan por el consumo de agua no tratada”.
A ese obstáculo para brindar mejoría a los niños enfermos por hambre se le suman los descarados casos de corrupción, como el de la UNGRD con Olmedo López al frente.
“Tenemos ya alrededor de 23 proyectos de plantas desalinizadoras, abastecedoras de agua potable, pero es un territorio donde tenemos cerca de 7.000 comunidades indígenas y todas necesitan agua. Por eso, la tragedia de la UNGRD, que nos prometió 80 carrotanques y solo se entregaron ocho, que no funcionan en la Alta Guajira porque no tienen condiciones para transportar agua en el territorio”, dijo.
Ahora, no solo el agua salva a los niños de la desnutrición en La Guajira. Para el mandatario, la construcción de vías es muy importante, pues tanto en época de sequía como en época de invierno hay emergencias en esa región.
Pero los Gobiernos, incluso este de Petro, se han quedado cortos en las acciones para solventar esa situación.
“La vía de Uribia a Puerto Bolívar, de 65 kilómetros, la estamos esperando hace diez años. Se contrató con vigencias futuras en el Gobierno del presidente Duque, y ha sido imposible que se haga una asignación presupuestal significativa para que no tengamos que esperar hasta 2026 para terminarla”, denunció el mandatario.

“Hemos hecho un esfuerzo muy grande en el tema de agua potable. Es que cuando tenemos ola invernal para nosotros es muy complejo, porque se creería que por tener agua podemos resolver los problemas. Pero no es así, porque las enfermedades diarreicas se disparan por el consumo de agua no tratada”.
A ese obstáculo para brindar mejoría a los niños enfermos por hambre se le suman los descarados casos de corrupción, como el de la UNGRD con Olmedo López al frente.
“Tenemos ya alrededor de 23 proyectos de plantas desalinizadoras, abastecedoras de agua potable, pero es un territorio donde tenemos cerca de 7.000 comunidades indígenas y todas necesitan agua. Por eso, la tragedia de la UNGRD, que nos prometió 80 carrotanques y solo se entregaron ocho, que no funcionan en la Alta Guajira porque no tienen condiciones para transportar agua en el territorio”, dijo.
Ahora, no solo el agua salva a los niños de la desnutrición en La Guajira. Para el mandatario, la construcción de vías es muy importante, pues tanto en época de sequía como en época de invierno hay emergencias en esa región.
Pero los Gobiernos, incluso este de Petro, se han quedado cortos en las acciones para solventar esa situación.
“La vía de Uribia a Puerto Bolívar, de 65 kilómetros, la estamos esperando hace diez años. Se contrató con vigencias futuras en el Gobierno del presidente Duque, y ha sido imposible que se haga una asignación presupuestal significativa para que no tengamos que esperar hasta 2026 para terminarla”, denunció el mandatario.
En ese lapso, dijo, solo se han construido alrededor de 23 kilómetros y los guajiros creen que tendrán que esperar hasta 2030 para verla finalizada. “Es una obra que se necesita de carácter urgente para conectarnos a la Alta Guajira. Es la única opción que tenemos para llegar a la gente, sacar a los enfermos; es donde está la población más vulnerable del departamento, donde nuestros niños se mueren de hambre”, señaló.
La solución, apuntó, es fácil: “Lo que debe hacer el presidente es inyectarle recursos a esa obra para no tener que esperar. La empresa contratista tiene un negociazo, porque cada año le caen 14.000 millones de pesos para construir dos o tres kilómetros, una locura”.
Esas fallas en el sistema terminan siendo una trágica metáfora de lo que ocurre en los cuerpos de los niños menores de 5 años que mueren de hambre. Múltiples factores a su alrededor comienzan a fallar, van consumiendo una a una la posibilidad de sobrevivir hasta que terminan con la muerte.
“¿De qué mueren los niños con desnutrición? De infecciones sobreagregadas, que no se controlan, les da una septicemia, que es una infección que va a la sangre y los mata. Pero, además, esas reservas musculares se van desgastando, entran en falla pulmonar, cardiaca, renal; esas fallas comprometen la vida y sobreviene la muerte”, aseguró Gloria Cecilia Deossa Restrepo.
Ella es nutricionista, dietista especialista y magíster en nutrición humana. Además, profesora de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad de Antioquia, una experta que sabe cómo el hambre va secando una vida, órgano por órgano, hasta morir.
“Se ha estimado que por cada día que no se logre una buena nutrición se requieren tres días para una recuperación. Va entrando el niño en una deuda calórica y proteica, que va ejerciendo un desplome nutricional en sus órganos y sistemas”, explicó, lo que se traduce en la importancia del llamado del gobernador a Petro para que se termine esa vía de 65 kilómetros que comunica a las zonas más vulnerables del desierto guajiro antes de que más niños mueran.
José Abad Zuleta, un experto abogado, puntualizó: “Cuando se investiga e imputa a algunos servidores públicos porque se gastan los dineros para la alimentación destinada a los niños, no solo ellos deben ir a los juzgados, sino toda la cadena de administración pública negligente. Y debe asumir el derecho penal una visión de castigo contra estos personajes”.
RS