Si el Gobierno no rectifica a fondo sus políticas, todos pagaremos las consecuencias.
Uno de los mayores logros del actual gobierno consiste en haber llevado nuestra relación con Estados Unidos a su punto más bajo. Los muy listos del Pacto Histórico consideran que a los gringos se los puede confrontar permanentemente, sin que haya consecuencia alguna.
Inicialmente exigieron un estatus migratorio especial para nuestros compatriotas, dejando de lado las formas diplomáticas, mediante manifestaciones públicas al frente de la Casa Blanca, coordinadas por el propio embajador Murillo, con megáfono en mano. Increíble, pero así se estrenó este gobierno. Y con alguna inocencia llegaron a afirmar durante meses que, como iban las cosas, pronto lo lograrían. Nunca lo obtuvieron.
Posteriormente pusieron en marcha, con bombos y platillos, los diálogos de alto nivel entre Estados Unidos y Colombia, que fueron aprovechados por nuestra Cancillería para informar que los americanos miraban con entusiasmo la nueva política antidrogas. Nunca cayó bien esta manipulación de información. Mientras tanto, el gobierno Petro iba metiéndoles goles a asuntos críticos de la relación bilateral, legalizando ‘de facto’ los cultivos ilícitos y acabando la extradición para cuanto narco o malandrín, vestido de organización criminal, anunciara estar dispuesto a iniciar una negociación con Petro.
Todo esto ocurría mientras el Departamento de Estado miraba al gobierno del “cambio” por entre el rabo de sus ojos, al punto de que nunca tuvo embajador formal con Petro, mientras los halcones del Departamento de Justicia fueron subiendo internamente su voz crítica por la permisividad de la política diplomática frente a Colombia, al comprobar que se estaba haciendo trizas la vigorosa cooperación bilateral, que caracterizó la lucha contra el crimen transnacional.
Los muy listos del Pacto Histórico consideran que a los gringos se los puede confrontar permanentemente, sin que haya consecuencia alguna
El Pacto Histórico creyó torpemente que podría seguir embolatando a los oficiales americanos con su retórica y obsequiándoles ruanas y balsas muiscas, mientras consolidaba políticas contrarias al interés nacional de Estados Unidos. Al llegar Trump al poder, las cosas tenían que cambiar.
El Pacto Histórico creyó torpemente que podría seguir embolatando a los oficiales americanos con su retórica y obsequiándoles ruanas y balsas muiscas, mientras consolidaba políticas contrarias al interés nacional de Estados Unidos. Al llegar Trump al poder, las cosas tenían que cambiar.
Y así fue. Lo primero, nombró al expresidente del BID Mauricio Claver-Carone, del entorno más cercano del nuevo gobierno, como enviado especial para América Latina. Toda decisión relativa a Colombia pasa por su escritorio. Fue gracias a Claver como la inexperta canciller Laura Sarabia solucionó el problema de los aranceles a nuestras exportaciones, cuando Petro se opuso en un imprudente trino a la política migratoria de Trump.
Para los asuntos de Colombia, Claver cuenta con el buen consejo de nuestra compatriota Jessica Bedoya y de su amigo John McNamara, quienes trabajaron juntos en el servicio diplomático de Estados Unidos en nuestro país. La voz de McNamara no es la de un simple encargado de Negocios. Diplomático de amplia experiencia, fue consejero político de la apreciada gestión del embajador Whitaker, precisamente durante los últimos años de las negociaciones con las Farc, y forma parte del cónclave trumpista.
Por ello, cuando McNamara regresa esta semana a Colombia y, después de consultas en su país, expresa su preocupación por la migración ilegal, el narcotráfico, la suerte de la extradición y la seguridad regional, “siempre priorizando los intereses de Estados Unidos”, está hablando en serio. Que nadie se crea que con carticas quedó superada la crisis. Si nuestro Gobierno no rectifica a fondo su política en estos frentes, todos pagaremos las consecuencias. No es solo un problema de visas para los funcionarios. Habrá un incremento adicional de los aranceles a nuestros productos, similar a lo ocurrido con Brasil, lo que se traducirá en menor crecimiento, desempleo masivo y quiebra de muchos negocios.
Pero prevalece el autismo. Petro acaba de encargar de la Cancillería a una caracterizada chavista y alineó a nuestro país con los Brics, un claro foro antigringo, dominado por China y Rusia. De paso, el minjusticia se inauguró anunciando más beneficios a favor de la delincuencia de la ‘paz total’ y ratificando que no habrá más extradiciones de narcos en el marco de esa política.
Y pensar que ahora sigue la descertificación… Nada bueno puede esperarse, ni con visitas gremiales masivas a Washington, porque hoy el sector privado no incide para nada en las políticas gubernamentales. Seguimos en cuidados intensivos.
Taponazo. …mientras tanto, ¿qué dicen los candidatos?
NÉSTOR HUMBERTO MARTÍNEZ NEIRA