El presidente Gustavo Petro continúa afianzando lazos diplomáticos y comerciales con China y otros países latinoamericanos, en una estrategia que ha generado incomodidad en Washington. A pesar de las advertencias provenientes de Estados Unidos sobre las posibles consecuencias geopolíticas de este giro en la política exterior, el Gobierno colombiano insiste en que la relación con el gigante asiático es clave para el desarrollo nacional.
Desde la Cancillería, la ministra Laura Sarabia subrayó que la relación bilateral entre Colombia y China atraviesa un momento crucial. “Estamos en una etapa estratégica para consolidar proyectos de inversión, infraestructura y cooperación tecnológica”, afirmó Sarabia, señalando que el país está dispuesto a diversificar sus alianzas internacionales sin romper compromisos existentes.
Esta aproximación ha sido interpretada por analistas como un intento de Colombia por equilibrar sus relaciones internacionales y reducir su dependencia histórica de Estados Unidos. Sin embargo, sectores críticos advierten que este acercamiento puede afectar las relaciones diplomáticas con Washington y tensar la cooperación bilateral en temas clave como seguridad, lucha antidrogas y comercio.
El Gobierno colombiano, por su parte, insiste en que la política exterior debe responder a intereses soberanos y a una visión de desarrollo multipolar.