Al ser capturados, decidieron confesar a cambio de beneficios.
Los guardias del Inpec que se torcieron y montaron su propio negocio para, a cambio de dinero, ingresar todo tipo de mercancía que pagaban los reclusos de la cárcel La Picota, no quieren ir a la cárcel, el lugar que fue por años su sitio de trabajo. El motivo: al ser capturados, decidieron confesar a cambio de beneficios, pero temen que al regresar a prisión sus vidas corran riesgo.
Se trata de 11 miembros de la guardia del Inpec y familiares que coordinaban los negocios ilegales, pero fueron descubiertos. Algunos de los que confesaron y se dispusieron a colaborar, en principio fueron enviados a sus casas, pero para mañana está programada una audiencia “para formalizar las capturas y traslados a los respectivos centros de reclusión solicitados“.
Según conoció SEMANA, varios de los implicados han solicitado que la detención sea en una guarnición militar, pues si van a un penal común, sus vidas estarían en riesgo.
El asunto, y así lo plantea la citación, es de cupo en mano, el beneficio de reclusión en una guarnición militar debe contar con cupo aprobado. Así lo señala la citación firmada por la Fiscalía 214 Seccional Delegada ante los Jueces Penales del Circuito.
