En 2023, la escena sería normal si este muchacho de casi 33 años llenara estadios de 20.000 personas, como lo hace en su país, cantando reguetón. Pero no es el caso. Sofiane Pamart ni canta ni rapea, pero toca el piano como un animal: un piano clásico lleno de luz, marcado por la quietud y las ráfagas emocionales que alimentan las notas. Sus canciones nacen de sus viajes, experiencias y emociones, y también transmite mensajes a través de títulos que se hilvanan para agradecer a sus millones de seguidores. Por algo, sus reproducciones en Spotify alcanzan mucho más de 200 millones.
Nacido en 1990 en los suburbios de Lille, de padres profesores y abuelo minero, Pamart conjuga el mapa de Chopin, la ejecución de Horowitz y el espíritu de los MC actuales. Desde joven, gracias a unas clases, conectó con el piano, que llama “el rey de los instrumentos”. Y desde que llegó al Conservatorio de Lille su vida tomó un rumbo inesperado. En cuestión de años, luego del intenso trabajo de composición propia, Pamart alcanzó el estrellato. Y con dos discos encima, Planet y Letter, vino a Colombia a tocar a lo largo de marzo, con presentaciones en Bogotá, Medellín y Bucaramanga. A la capital antioqueña la visitó antes de grabar Planet, el disco con el que su fama estalló, en el que incluyó la canción Medellín, que ejecutó por primera vez en Colombia.

Al Piano King (nombre en sus redes sociales) se le conoce también por sus muchas colaboraciones exitosas con raperos europeos y ha entregado música para bandas sonoras de videojuegos, porque no hay frontera que lo contenga.