Barrancabermeja enfrenta una nueva tragedia. En la noche del 18 de enero de 2025, las autoridades confirmaron el hallazgo de tres cuerpos sin vida dentro de un vehículo en la vía que conecta el Río Ermitaño con Lizama, una zona rural de este municipio en el departamento de Santander. Este hecho se convierte en la segunda masacre registrada en el municipio en menos de cuatro días, evidenciando un preocupante aumento de la violencia en la región.
Según las primeras investigaciones, los cuerpos presentaban múltiples heridas de arma de fuego. Las autoridades señalaron que el vehículo fue atacado en movimiento, lo que provocó que el conductor perdiera el control y se saliera de la vía. Las víctimas, todas de sexo masculino, aún no han sido plenamente identificadas, salvo uno de ellos, Renzon Giovani Silva Quintero, un ciudadano extranjero.
Mientras avanzan las labores de identificación y recolección de pruebas, las autoridades intensifican la búsqueda de los responsables de este crimen. Este nuevo episodio de violencia se suma al ocurrido el pasado 14 de enero, cuando dos personas fueron asesinadas en un establecimiento público del barrio Villarelys Tercera Etapa, en la comuna 7 de Barrancabermeja. En ese ataque, las víctimas fueron identificadas como Diana Milena Ruiz y Jefrey Peña, mientras que un joven, Hernando Rondón Ordúz, resultó gravemente herido.
Violencia en aumento y contexto regional
La Defensoría del Pueblo ha advertido reiteradamente sobre el recrudecimiento de la violencia en esta zona del país, atribuido al accionar de grupos armados que disputan el control de actividades ilícitas como el narcotráfico, la extorsión, el tráfico de armas y el robo de combustible. La ubicación estratégica de Barrancabermeja, sede principal de Ecopetrol, la convierte en un punto crítico para estas dinámicas delictivas.
De acuerdo con el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), en lo que va del año 2025 se han registrado cinco masacres en Colombia. Además de los hechos en Barrancabermeja, destaca el reciente asesinato de Miller Ojeda, líder social en Barranquilla, ocurrido el 17 de enero. Ojeda trabajaba con jóvenes en procesos de resolución de conflictos en la urbanización Las Gardenias. Su muerte, perpetrada con arma de fuego, es un recordatorio de los riesgos que enfrentan los líderes comunitarios y los firmantes del Acuerdo de Paz, tal como lo ha advertido la Defensoría.
Asimismo, el pasado 16 de enero, en el sector de Minguillo, zona rural de Santa Rosa del Sur, Bolívar, siete personas fueron asesinadas en medio de enfrentamientos entre el ELN y el Clan del Golfo. Estas disputas por el control territorial afectan no solo el sur de Bolívar, sino también regiones estratégicas como el sur de Córdoba, el Bajo Cauca y el nordeste de Antioquia.
La creciente ola de violencia exige una pronta respuesta de las autoridades nacionales y locales, así como el fortalecimiento de estrategias integrales que garanticen la seguridad y protección de las comunidades en riesgo.
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