El presidente Gustavo Petro enfrenta el desafío más grande de su administración al ingresar en la etapa final de su gobierno, marcada por un ambiente político convulso y múltiples críticas debido a la falta de resultados concretos. Con menos de dos años restantes en su mandato, las promesas de cambio y transformación social que impulsaron su campaña están bajo intenso escrutinio.
Promesas en el limbo y escándalos en aumento
A pesar de la esperanza generada por su discurso reformista, el balance de gestión de Petro se ve opacado por una constante sucesión de polémicas, escándalos y resultados limitados. Entre los compromisos que aún no se han materializado están la profesionalización del servicio exterior, la lucha contra la corrupción y el control del gasto burocrático. Por el contrario, las denuncias de irregularidades en contratos, desvío de recursos y la falta de ejecución presupuestal han puesto en tela de juicio la capacidad del gobierno para cumplir sus objetivos.
Avances entre luces y sombras
Entre los logros más destacados se encuentra la aprobación de la reforma pensional, una de las promesas insignia del gobierno, que asegura una renta solidaria o pensión para todos los colombianos. Sin embargo, la sostenibilidad de este modelo está en duda, especialmente por la incertidumbre sobre la capacidad de Colpensiones para absorber nuevos usuarios y manejar los recursos. La Corte Constitucional podría definir el futuro de esta reforma, lo que añade un factor de inestabilidad.
Otro avance relevante ha sido la entrega de tierras a campesinos, cumpliendo parcialmente con uno de los puntos del acuerdo de paz. No obstante, la cifra de hectáreas entregadas dista de las metas trazadas, y los procesos de titulación enfrentan múltiples desafíos logísticos y políticos.
Reformas ambiciosas y retos fiscales
La reforma tributaria, una de las más ambiciosas en la historia del país, ha permitido recaudar cifras récord, pero el manejo de los recursos enfrenta críticas. La falta de ingresos efectivos ha llevado al gobierno a realizar recortes en áreas clave como vivienda, cultura y deporte, generando descontento en amplios sectores de la población. El programa “Mi Casa Ya” es uno de los más afectados, afectando directamente al sector de la construcción y dejando en vilo a miles de familias.
Por su parte, el Ministerio de la Igualdad, liderado por la vicepresidenta Francia Márquez, ha tenido una ejecución presupuestal cuestionable, logrando apenas un 1 % de su presupuesto durante gran parte del año. A pesar de su objetivo de cerrar brechas sociales, la falta de resultados palpables y la decisión de la Corte Constitucional de cerrar la cartera en 2026 ponen en jaque esta iniciativa.
Un panorama político complejo
El camino hacia el 2026 no será sencillo. Petro enfrenta un entorno político cada vez más polarizado, marcado por la radicalización de su gabinete y las tensiones con el Congreso, las altas cortes y los gremios. Además, los diálogos de paz con grupos armados han sido cuestionados por incumplimientos en los ceses al fuego y el fortalecimiento de organizaciones criminales.
La reforma laboral, la de salud y la reglamentación de la jurisdicción agraria son las principales prioridades legislativas del gobierno para los próximos meses. Sin embargo, el ambiente político enrarecido y la necesidad de concertación dificultan su avance.
¿Una remontada o el ocaso de un gobierno?
Con menos de dos años en el reloj, el presidente tiene el reto de demostrar que el cambio prometido es más que una narrativa electoral. Para ello, deberá concentrarse en la ejecución presupuestal, la implementación de reformas clave y la solución de problemas estructurales como la crisis energética, la pobreza y la educación.
Si Petro logra revertir la percepción negativa de su gobierno, podría dejar un legado transformador. Sin embargo, en caso de fracasar, es probable que recurra a culpar a sus adversarios políticos y a la supuesta persecución que ha denunciado reiteradamente. En este tramo final, el presidente se juega no solo el futuro de su administración, sino también el de las reformas que prometió como motor del cambio en Colombia.