El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, conmutó este lunes las penas de muerte de 37 de los 40 condenados por la justicia federal, reduciéndolas a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional. La decisión, anunciada a menos de un mes del retorno de Donald Trump a la Casa Blanca, reafirma la postura del mandatario saliente contra la pena capital.
«Condeno a estos asesinos y lamento profundamente el sufrimiento de las víctimas y sus familias. Sin embargo, mi conciencia y experiencia me han llevado a concluir que debemos poner fin al uso de la pena de muerte a nivel federal», expresó Biden en un comunicado oficial.
Un gesto en línea con su postura contra la pena capital
Biden, quien durante su mandato suspendió las ejecuciones federales a través de una moratoria emitida por el Departamento de Justicia, dejó en claro su firme oposición a la pena de muerte. Esta postura contrasta con la administración de su sucesor, Donald Trump, quien reinstauró las ejecuciones federales tras una pausa de 17 años y realizó 13 de ellas en los últimos seis meses de su mandato, el mayor número en más de un siglo.
Entre los reos beneficiados por la conmutación se encuentran nueve condenados por matar a otros prisioneros, cuatro implicados en homicidios durante robos a bancos y uno acusado del asesinato de un guardia penitenciario. Sin embargo, Biden excluyó a tres prisioneros de alto perfil de esta medida: Djokhar Tsarnaev, autor del atentado en la maratón de Boston en 2013; Dylann Roof, responsable del asesinato de nueve feligreses en una iglesia de Charleston en 2015; y Robert Bowers, quien mató a 11 personas en una sinagoga de Pittsburgh en 2018.
La pena de muerte en Estados Unidos
Actualmente, la pena capital ha sido abolida en 23 de los 50 estados del país, mientras que en otros seis —incluyendo California y Pensilvania— se encuentra bajo moratoria. A nivel estatal, en 2024 se llevaron a cabo 25 ejecuciones, destacando la disparidad entre los sistemas estatales y el federal.
El tema de la pena de muerte promete seguir siendo una cuestión polarizadora en el panorama político estadounidense. Durante su campaña electoral, Trump defendió el uso de esta medida para castigar a migrantes responsables de asesinatos y a traficantes de drogas. Su administración será recordada por haber reactivado con fuerza las ejecuciones federales, en contraste con la postura abolicionista de Biden.
Esta decisión de conmutación, más allá de sus implicaciones legales, marca un acto simbólico que reafirma el legado de Biden como un defensor de los derechos humanos y un opositor declarado de la pena de muerte.