El nombramiento de Daniel J. Newlin como embajador de Estados Unidos en Colombia por parte del presidente electo Donald Trump ha generado polémica y expectativas. Newlin, un destacado donante de la campaña de Trump, exdetective del condado de Orange (Orlando) y empresario con intereses en Colombia, carece de experiencia en política internacional. Su designación refleja un giro en la estrategia estadounidense hacia América Latina.
En este contexto, Francisco Santos Calderón, exembajador de Colombia en Estados Unidos (2018-2021), conversó con el analista político Juan Manuel Ospina sobre lo que este nombramiento y el regreso de Trump podrían significar para la región. Santos, quien compartió la visión crítica de Trump hacia las dictaduras en Nicaragua, Venezuela y Cuba, señaló que el segundo mandato del magnate traerá una postura más rígida hacia América Latina.
Entre las decisiones clave que perfilan esta estrategia está la designación de Marco Rubio como Secretario de Estado. Rubio, senador por Florida y con vínculos personales con Colombia, es considerado un profundo conocedor de la región. Según Santos, esto podría representar una oportunidad para América Latina en medio de un panorama marcado por tensiones y desafíos.
Un enfoque más agresivo hacia la región
JMO: ¿Qué significa para América Latina el regreso de Trump a la presidencia?
FS: Lo primero que hay que analizar son sus nombramientos. Marco Rubio como Secretario de Estado y Mark Wells como Consejero de Seguridad Nacional, ambos provenientes de Florida, reflejan un enfoque hacia América Latina que no se vio con Biden. Florida es el único lugar en Estados Unidos donde la región tiene relevancia política. Por eso, creo que veremos un endurecimiento significativo en las políticas hacia Venezuela, Cuba, Nicaragua e incluso México.
En cuanto a Venezuela, es posible que, si las medidas son adecuadas, al finalizar este mandato no estén en el poder Nicolás Maduro, Daniel Ortega o incluso Miguel Díaz-Canel. La crisis en Cuba es tan profunda que, si se cortan las remesas, su economía colapsará. Lo mismo podría ocurrir con Venezuela y Nicaragua.
En el caso de Venezuela, la clave será asfixiar al régimen mafioso que controla el país, caracterizado por sus vínculos con el narcotráfico, espías rusos, iraníes, Hezbolá, minería ilegal y militares corruptos. Venezuela no es solo un narcoestado, sino el epicentro del comercio de cocaína en América Latina.
El rol del narcotráfico en la región
JMO: ¿Cómo se puede combatir el narcotráfico en Colombia si Venezuela sigue siendo un problema?
FS: Es un desafío enorme. Actualmente, América Latina tiene dos epicentros del narcotráfico que amenazan su estabilidad: Venezuela y México. En México, el poder de los carteles es tan grande que incluso tienen influencia política. El narcotráfico en Colombia, por su parte, está controlado por los carteles mexicanos, que actúan como el «Amazon» del crimen organizado.
El motor de la nueva ola de violencia en Sudamérica es México, y los principales mercados de consumo son Estados Unidos, Europa y Brasil, que ya es el tercer consumidor mundial de cocaína.
Un Secretario de Estado con conocimiento de la región
JMO: ¿Qué impacto puede tener Marco Rubio como Secretario de Estado?
FS: Rubio nos tiene muy presentes. Desde que tengo memoria, no ha habido un Secretario de Estado con un conocimiento tan profundo de América Latina. Esto es una ventaja inmensa para la región, pero dependerá de cuánto espacio le dé Trump para ocuparse de estos asuntos.
JMO: ¿Qué manejo le podría dar Rubio?
FS: Será mucho más firme, sin duda. Una de las primeras medidas que podría impulsar sería aumentar la recompensa por Nicolás Maduro a 100 millones de dólares, lo que haría que Maduro viva con mayor presión.
El nuevo gobierno de Trump promete una política más agresiva hacia América Latina. Habrá que esperar si estas acciones generan el cambio que tanto se espera en la región.
