En el Cauca, Colombia, la violencia contra los menores de edad ha alcanzado niveles alarmantes. Al menos dos fosas comunes con los cuerpos de 14 adolescentes han sido encontradas en el norte del departamento. Las víctimas, reclutadas forzosamente por las disidencias de las Farc al mando de alias Iván Mordisco, fueron ejecutadas con tiros de gracia y enterradas tras intentos de fuga.
Una violencia sin límites
El general Federico Mejía, comandante de la Tercera División del Ejército, denunció que estas ejecuciones son parte de un sistema cruel de control dentro de las filas guerrilleras. Los menores, arrancados de sus hogares o engañados con promesas falsas, son sometidos a abusos físicos y psicológicos. “Si intentan escapar, los someten a consejos de guerra y los ejecutan públicamente para infundir temor entre sus compañeros”, afirmó el oficial.
Uno de los hallazgos más recientes ocurrió el 22 de noviembre en zona rural de Buenos Aires, Cauca, donde se encontraron cinco cuerpos. Entre ellos estaba Mauren Alejandra Ulchur, una adolescente de 14 años reclutada en La Plata, Huila. Junto con otros cuatro menores, Mauren intentó escapar, pero fue asesinada y enterrada en una fosa improvisada.
Métodos de terror
Los testimonios de sobrevivientes revelan un patrón de violencia sistemática. En un caso, diez jóvenes intentaron huir en una camioneta hacia Popayán, pero el conductor los entregó nuevamente a la guerrilla. Los formaron frente a sus compañeros y los fusilaron. Solo uno sobrevivió y pudo narrar lo sucedido tras ser rescatado en Balboa, Cauca.
Además del fusilamiento, los menores enfrentan condiciones indignas dentro de los campamentos, sometidos a abusos sexuales y físicos por parte de los cabecillas. Alias Kevin, Giovanni, Marlon y Cholinga están entre los líderes que ordenan estos crímenes, respaldados por estructuras como Carlos Patiño, Jaime Martínez y Dagoberto Ramos.
Reclutamiento forzado: un arma de guerra
El Cauca se ha convertido en un epicentro de reclutamiento forzado. Entre 2013 y 2022, el ICBF reportó 2.181 menores víctimas de esta práctica, de los cuales el 37,3 % eran indígenas. Solo en 2023, 301 menores fueron reclutados: 180 hombres y 121 mujeres. Para 2024, hasta septiembre, se han documentado 189 nuevos casos.
Los métodos de captación incluyen el uso de redes sociales como Facebook y TikTok, donde los reclutadores engañan a los jóvenes prometiéndoles privilegios y una vida mejor. Incluso se infiltran en colegios rurales para realizar adoctrinamiento en salones de clase.
Impacto devastador
Leonardo González, director de Indepaz, calificó esta situación como un capítulo oscuro en la historia reciente del país. Según González, el Cauca no solo es un centro de reclutamiento, sino también una región estratégica para las operaciones de estas estructuras criminales. Los menores son utilizados como herramientas de guerra y enviados a diferentes frentes armados en todo el país.
A pesar de los esfuerzos militares, las disidencias mantienen su capacidad de adoctrinamiento y violencia. “Cada menor en sus filas es una víctima del conflicto armado. Su presencia en estos grupos es el resultado del reclutamiento forzado, aunque manifiesten lo contrario”, señaló González.
La situación en el Cauca requiere una intervención urgente de las autoridades nacionales e internacionales. La violencia contra los menores sigue cobrando vidas, dejando cicatrices imborrables en las comunidades más vulnerables del país.
