El inicio de la importación de gas para el consumo doméstico, confirmado por Naturgás desde el 1.° de diciembre, generó controversia en la plenaria de la Cámara de Representantes. El debate coincidió con la discusión del proyecto de Acto Legislativo que reforma el Sistema General de Participaciones, lo que elevó el tono crítico entre los parlamentarios.
El representante John Jairo Berrío planteó una pregunta directa al Gobierno: «¿El gas importado no contamina?». La interrogante surge en el contexto de la política ambiental del gobierno de Gustavo Petro, que ha prohibido nuevos contratos de exploración de petróleo y gas en su lucha contra el cambio climático, priorizando la transición energética.
Berrío y otros congresistas señalaron la contradicción entre la postura ambientalista del Gobierno y la decisión de importar gas para uso doméstico, cuando históricamente este recurso se producía localmente. Antes, el gas importado solo se utilizaba para abastecer plantas térmicas en épocas de sequía, como respaldo a la energía hidroeléctrica.
El representante Óscar Darío Pérez recordó que las advertencias sobre la posible crisis gasífera fueron desestimadas por el Gobierno, que calificó las alertas como «pánico económico innecesario». Ahora, con la confirmación de Naturgás, varios parlamentarios consideran que esta situación representa una pérdida de soberanía energética y un golpe al discurso oficial sobre la transición ecológica.
La discusión sobre el impacto económico, social y ambiental de esta medida promete mantenerse en el centro del debate político, especialmente en un contexto donde el suministro energético es crucial para la estabilidad del país.