La congresista Susana Gómez Castaño, más conocida como Susana Boreal y representante del Pacto Histórico, generó controversia tras afirmar que obligar a los niños a asistir al colegio constituye una forma de violencia y adoctrinamiento. Sus declaraciones, emitidas durante una intervención pública, desataron un acalorado debate sobre la calidad del sistema educativo en Colombia.
“Yo siento que obligar a un niño a asistir al colegio es una forma de violencia y una evidencia clara de adoctrinamiento”, expresó Boreal, quien criticó duramente las condiciones actuales de la educación en el país. Según la congresista, las deficiencias en infraestructura, la falta de recursos y la sobrepoblación en las aulas comprometen la calidad del aprendizaje y afectan el bienestar emocional de los estudiantes.
Boreal argumentó que el simple hecho de garantizar la asistencia escolar no asegura una educación de calidad: “La obligatoriedad no implica que los niños estén recibiendo una formación adecuada o que se sientan motivados. Muchas veces, estos ambientes hostiles les generan problemas emocionales e incluso afectan su salud”. Además, cuestionó el modelo educativo vigente, calificando de precarias las condiciones en las que trabajan docentes y estudiantes, con salones abarrotados y sin garantías mínimas.
Reacciones divididas: ¿crítica válida o postura radical?
Las declaraciones de Boreal han polarizado la opinión pública. Sus detractores consideran que sus palabras podrían deslegitimar la educación obligatoria, un pilar para el desarrollo infantil y adolescente. Por otro lado, sus defensores argumentan que sus críticas evidencian la necesidad de una reforma estructural en el sistema educativo.
Educación obligatoria: un derecho fundamental
Frente a esta controversia, expertos han subrayado que la educación obligatoria es un derecho reconocido internacionalmente. La Convención sobre los Derechos del Niño de la ONU establece que la educación primaria debe ser gratuita y obligatoria, garantizando el acceso a oportunidades de desarrollo integral. En Colombia, el Código de Infancia y Adolescencia refuerza este principio, destacando que la escolarización es esencial para el desarrollo físico, emocional y social de los menores.
Asimismo, el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 4 promueve una educación inclusiva, equitativa y de calidad, indispensable para construir una sociedad más justa. En este contexto, la obligatoriedad escolar no es vista como violencia, sino como una herramienta clave para garantizar la equidad y el bienestar de los niños, independientemente de su origen o condición económica.
El debate sobre las declaraciones de Susana Boreal sigue abierto, pero ha puesto sobre la mesa una discusión crucial: ¿es suficiente con garantizar la asistencia escolar o es necesario replantear el sistema educativo para asegurar una educación verdaderamente transformadora?